lunes, 19 de noviembre de 2007

¿ NO HABÍA LUGAR PARA ELLOS EN LA POSADA ?
La historia que nos contaron


Una fría noche de diciembre, de hace ya casi 2000 años, una joven pareja de esposos marchaba camino de Belén. El emperador de Roma, César Augusto, había ordenado un censo en todo el imperio, y cada súbdito romano debía ser empadronado en su propia ciudad.
José, el carpintero, tenía que ir a censarse a Belén, de donde era oriundo. Junto a él, montada en un burro, viajaba María en avanzado estado de gravidez, afrontando un agotador viaje de más 150km desde Nazaret.
Su esposo se sintió más tranquilo cuando por fin entraron en la ciudad de su familia. Abrigaba la esperanza de encontrar pronto un albergue, teniendo en cuenta la condición en la que se hallaba su mujer.
Pero anduvo de casa en casa, ya todas las halló atestadas de gente. Es que el censo había hecho regresar desde los diversos puntos del país a muchos betlemitas, para inscribirse en los padrones romanos.
En vano buscó un sitio donde acomodar a María para que pudiera dar a luz a su hijo. No lo encontró.
De pronto divisó una posada. Allí sí conseguiría seguramente alojamiento. Pero la decepción fue enorme cuando el posadero le informó que no quedaba ningún rincón disponible.
Por último José, con María que se movía pesadamente y que ya acusaba los dolores del parto, se dirigió a una cueva que servía de establo para los animales, y terminaron refugiándose dentro.
En lo solitario de aquella gruta, María dio a luz a su primogénito y lo recostó luego en un pesebre, es decir, en el recipiente donde se coloca la paja para comida de los animales, que por su forma alargada le sirvió de cuna.
Porque los hombres a los que venía a salvar le cerraron sus puertas, el Hijo de Dios había nacido en un establo.

¿ Eso relata el evangelio ?
Pero esta narración así contada, y que hemos oído y meditado innumerables veces, especialmente al llegar la Navidad, plantea dos serios problemas.
El primero, es que no concuerda exacta- mente con el evangelio.
Este en ninguna parte dice que María haya llegado a Belén casi apunto de dar a luz. En efecto, el texto sólo afirma: "Y sucedió que, mientras ellos estaban allí se le cumplieron los días del alumbramiento" (Lc 2,6). Tampoco cuenta el evangelio que la pareja haya andado de casa en casa y de posada en posada buscando alojamiento. Esta es una simple deducción por el hecho inexplicado de que María haya dado a luz en una cueva destinada para refugio de los animales, y porque se afirma que "no había para ellos lugar en la posada" (Lc 2,7).
i Qué imprudente este José !
El segundo inconveniente es la gran cantidad de interrogantes que suscita.
a) Si José venía para una breve práctica administrativa, y teniendo en cuenta que en aquella época no era obligatorio para la mujer presentarse en el despacho del censo porque bastaba el jefe de la familia, ¿para qué llevaba a María hasta Belén?
b) ¿Cómo fue tan imprudente de esperar hasta última hora, y viajar cuando ella ya estaba casi a punto de dar a luz?
c) El varón justo y previsor, ¿no fue capaz de prever un lugar más decente para el alumbramiento de su esposa, sabiendo que el que venía al mundo era nada menos que el Hijo de Dios?
d) Si él mismo era de Belén, y volvía a su propia ciudad, ¿cómo es que no tenía una casa donde alojarse?
e) Considerando que para los pueblos de oriente la hospitalidad es un deber sagrado, en el que está en juego el propio honor, ¿no resulta extraño que nadie le abriera las puertas a José, ni siquiera un pariente, aun viendo el estado de María?


Y todo por una palabra
Estas preguntas indican ya que estamos en un callejón sin salida.
¿En dónde radica el problema? En que hacemos una lectura errónea del evangelio, agregando mucho de imaginación sobre lo que el texto cuenta.
y la culpa de ello la tiene una palabra del evangelio que ha sido mal traducida, que creó confusión, y así ha estimulado la fantasía de generaciones de lectores.
Se trata del vocablo griego "katályma", que la mayoría de las Biblias traducen por 'posada", "albergue", hospedaje". Así traducida esta palabra, la frase del evangelio dice que "no había para ellos lugar en la posada".
Pero en el griego bíblico esta palabra tiene también otro significado.. y es el de "habitación", "cuarto", "pieza", es decir, una parte especial de la casa más bien apartada, o reservada.


¿Qué era realmente la "katályma", en donde no había sitio para ellos?
La "katályma"
Para entender bien lo que quiere decir san Lucas en su evangelio, tenemos que ubicarnos en el ambiente de Palestina, donde las casas no constaban de varias habitaciones como pueden tener las nuestras actualmente.
Con la precariedad de la edificación de entonces, las viviendas tenían tan solo una habitación central, en donde había de todo: armarios, herramientas, asientos, despensas, cocina. y donde, llegada la noche, se extendían las esteras para el reposo nocturno, cada uno en su lugar preferido. Esta habitación central era, pues, el pequeño mundo doméstico alrededor del cual giraba toda la vida del hogar y el movimiento de las personas, más o menos como los cuartos de muchos de nuestros hogares campesinos. Pero además de la sala principal, las casas tenían adosado algún ambiente más E pequeño, reservado, a veces empleado para depósito, o para eventuales huéspedes, con separadores agregados para mayor privacidad.