martes, 8 de mayo de 2007

¿ERA JESUCRISTO UN ESENIO?








ENIGMAS DE LA HISTORIA
¿Fue Jesús de Nazaret un esenio?
La identificación de Jesús con un grupo determinado de entre los que circulaban por el Israel del siglo I ha dado origen a no escasas especulaciones. Una de las más populares —especialmente tras el descubrimiento de los denominados documentos del mar Muerto— ha sido la de identificarlo con uno de los miembros de la secta esenia que residía en Qumrán.



César Vidal



Sin duda, la documentación de que disponemos para analizar esta cuestión no es en el momento actual escasa. Eso nos permite plantearnos y responder categóricamente a la siguiente pregunta: ¿Fue Jesús un esenio? La cuestión de las relaciones, posibles o ficticias, entre Jesús y la secta del mar Muerto es un tema que, por razones obvias, ha estado en tela de discusión desde la misma aparición de los documentos del mar Muerto.

Hoy por hoy, existe una práctica unanimidad en afirmar que ni los documentos de Qumrán ni tampoco los esenios pueden identificarse con el cristianismo primitivo. Los análisis paleográficos y las dataciones con C 14 dejan fuera de duda que los manuscritos son anteriores a Jesús y, por otro lado, el contenido de los mismos tampoco coincide con la enseñanza que aparece en los documentos cristianos primitivos.Con todo, sigue en pie la cuestión de las posibles relaciones entre Jesús y Qumrán. Aún aceptando —y no parece que tal cuestión pueda ya negarse científicamente— que los esenios de Qumrán no eran cristianos primitivos y que el Maestro de Justicia fue anterior en más de un siglo al nacimiento de Jesús, hay que interrogarse sobre los posibles puntos de contacto entre este último y Qumrán. Incluso sigue siendo válido formular la vieja pregunta: ¿fue Jesús un esenio?



Para empezar hay que señalar que no puede negarse la existencia de puntos de contacto claros entre Jesús y los esenios de Qumrán. Profundizar en ellos implicaría una monografía específica por lo que aquí nos limitaremos a señalarlos. A nuestro juicio, existen, al menos, doce puntos principales de contacto entre Jesús y los esenios de Qumrán: 1. Tanto los esenios de Qumrán (en adelante EQ) como Jesús vivieron en el período del judaísmo conocido como Judaísmo del Segundo Templo.



2. Tanto los EQ como Jesús eran judíos.

3. Tanto los EQ como Jesús tenían enemigos comunes en el seno del judaísmo. Estos eran los escribas, los sacerdotes del Templo, los saduceos y algunos (pero no todos) los fariseos.

De hecho, sabemos que algunos fariseos se unieron al grupo de Jesús tras su muerte y es muy posible que durante el reinado de Alejandro Janeo algunos de los nuevos miembros de la secta de Qumrán procedieran de los fariseos.
4. Tanto los EQ como Jesús creían en un solo Dios que cumpliría las promesas hechas a Israel.

5. Tanto Jesús como los EQ utilizaban el Antiguo Testamento judío.

6. Tanto Jesús como los EQ insistían en el papel del Espíritu Santo en la era presente.

7. Tanto Jesús como los EQ consideraban que el Nuevo Pacto profetizado por Jeremías era una realidad presente y tangible.
8. Tanto Jesús como los EQ creían en un mundo sometido a la acción de los ángeles y de los demonios.

9. Tanto Jesús como los EQ creían que la salvación no podía ser obtenida por el propio esfuerzo (aunque esto es más claro en el Maestro de Justicia que en sus seguidores) y que el perdón sólo venía de Dios.

10. Tanto Jesús como los EQ daban un enorme énfasis a la oración.
11. Tanto Jesús como los EQ condenaban radicalmente el divorcio y la poligamia.

12. Tanto Jesús como los EQ eran célibes.

Ciertamente, algunos de estos aspectos eran compartidos por otros grupos judíos pero, en general, eso no resta fuerza al argumento de la coincidencia entre Jesús y los EQ.

A la vez que se daban estos puntos de contacto, no puede negarse que en las fuentes históricas referidas a Jesús hallamos algunas notas que lo diferencian sustancialmente de los esenios de Qumrán. En primer lugar, está el hecho de que, al contrario que los esenios de Qumrán, Jesús ni pertenecía a la tribu sacerdotal de Leví ni dio importancia a la institución del sacerdocio. No tenemos tampoco ningún dato que señale que alguno de los Doce apóstoles fuera de estirpe sacerdotal y el mismo Jesús no creó ningún sistema sacerdotal paralelo al del Templo de Jerusalén, tal y como hizo el Maestro de Justicia en Qumrán.



En segundo lugar, también es divergente el papel que otorgaban Jesús y los EQ a la tradición. Cuestiones relacionadas con el calendario o con el sistema de pureza se definían en Qumrán de acuerdo a una tradición concreta y enfrentada además con el resto del judaísmo. Por el contrario, Jesús rechazó identificarse con alguna forma de tradición e incluso llegó a criticar ésta de forma directa, algo que provocaba la sorpresa de sus contemporáneos (Mateo 7, 28).
28 Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente se asombraba de su doctrina; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.

De hecho, Jesús, siempre que menciona la tradición —venga de donde venga— es para presentarla en términos negativos. Su deseo era volver al sentido primigenio de la Torah y, a su juicio, este quedaba oscurecido, opacado e incluso prostituído por las diversas tradiciones religiosas (Mateo 15, 6).

Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. 5 Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: `Lo que de mí podrías recibir como ayuda es ofrenda', 6 ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición.7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:

8 Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
9 En vano me rinden culto,ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.»
En tercer lugar, la conciencia de pecado es una de las características más evidentes de la mentalidad de la secta del mar Muerto. Así, en los documentos del mar Muerto podemos encontrar afirmaciones como las siguientes: "A los malvados los has creado para el tiempo de la ira, desde el vientre los has predestinado para el día de la ruina".

(1 QH 7, 21). "Yo sé que entre todos los has elegido a ellos y que ellos Te servirán a Ti por siempre". (1 QH 7, 27-8). En otras palabras, Dios simplemente salvaba sólo a unos cuantos de una Humanidad abocada en su totalidad a la ruina final.

Sin embargo, esa visión no aparece, en absoluto, en Jesús. No hay la más mínima referencia textual que señale, siquiera indirectamente, que se considerara pecador. En realidad, una de las circunstancias que más irritación parece haber causado en sus contemporáneos era la manera en que Jesús señalaba a todos como personas tocadas por el pecado, en que se autodesignaba para perdonar los pecados de la gente y en que, además, se presentaba como exento de la más mínima falta.

(Mateo 9, 1-8;
1 Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. 2 En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Ánimo!, hijo, tus pecados te son perdonados.» 3 Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando.» 4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: `Tus pecados te son perdonados', o decir: 5 `Levántate y anda'? 6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice entonces al paralítico-: `Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.» 7 Él se levantó y se fue a su casa. 8 Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.

Vocación de Mateo.
9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió.

Marcos 2, 1ª12,

Curación de un paralítico.
2

1 Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. 2 Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. 3 Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. 4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. 5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» 6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: 7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando.¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» 8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: `Tus pecados te son perdonados', o decir: `Levántate, toma tu camilla y anda?' 10




Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: 11 `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.'» 12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»

Lucas 5, 17-26;

Curación de un paralítico.
17 Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. 18 En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él. 19 Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas y le pusieron en medio, delante de Jesús. 20 Viendo Jesús la fe que tenían, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados.»

21 Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? 23 ¿Qué es más fácil, decir: `Tus pecados te quedan perdonados', o decir: `Levántate y anda'? 24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dijo al paralítico-: `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.» 25 Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios.
26 El asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles.»

Juan 8, 46).
46 ¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador?
Si digo la verdad, ¿por qué no me creéis? 47 El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; vosotros no las escucháis, porque no sois de Dios.»
Al mismo tiempo, en la enseñanza de Jesús no hay el menor indicio de que creyera en la predestinación. Uno de sus llamados registrado en Mateo 11, 28-29 hace referencia a todos y no sólo a los supuestamente elegidos: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar. Llevad mi yugo encima vuestro, y aprended de mi que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera". Jesús, lejos de considerarse un pecador, se veía como manso y humilde.

Además no creía que Dios guiaría a donde el estuviera a aquellos que estaban predestinados a salvarse. Finalmente, llamaba a todos —sin excepción— los que tuvieran necesidad. Los que acudieran a él no se verían defraudados.



En cuarto lugar, existe una diferencia notable entre los EQ y Jesús en lo relativo al tema de la revelación divina. Los primeros la habían recibido del Maestro de Justicia quien, a su vez, se consideraba indigno de tal don divino. Por el contrario, Jesús, según sus palabras, tenía una revelación especial pero relacionada con su especial posición en relación a Dios Padre, una relación que no admitía parangón con la de nadie.

Un pasaje, cuya autenticidad histórica no puede ser cuestionada, ha recogido precisamente esta autoconciencia de Jesús de manera especialmente clarificadora: "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar".
(Mateo 11, 27).
a pequeños.26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. 27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Jesús se presentaba como el Hijo, el único que conocía al Padre y podía revelarlo y, a su vez, aquel al que sólo el Padre conocía realmente.
En quinto lugar, los EQ seguían esperando para el futuro la llegada del Mesías (o de los dos Mesías, según las fuentes). El caso de Jesús es obviamente distinto. Ciertamente, no se vio a si mismo como el Mesías nacionalista y violento de algunos grupos zelotes de varias décadas después de su muerte, ya que se proclamó como el Mesías-Siervo e Hijo del Hombre que, pacífico y sufriente, se entregaría a una muerte de contenido sacrificial y expiatorio.

No todo concluiría empero con este hecho. Tras entregar su vida en ofrenda por el pecado, vería la luz de la vida y, al final de los tiempos, regresaría para juzgar a la Humanidad. Para Jesús era pues presente lo que en el caso de los EQ se proyectaba aún en el futuro.

En sexto lugar, los EQ aparecen en los manuscritos del mar Muerto dotados de un deseo poderoso de cumplir con el mayor rigor la ley de Moisés, de acuerdo a su estricta interpretación. Jesús, por el contrario, que se manifestó como superior a Salomón, los profetas y el Templo, dejó en claro que mantenía una actitud de absoluta libertad frente a la misma e incluso se permitía discutirla en algunos aspectos concretos.

Así, frente a los EQ que aplicaban la pena de muerte, Jesús enseñó que no se podía matar e incluso insistía en el hecho de que el enojo o el insulto eran asimismo dignos del infierno y que, por ello, la reconciliación con el prójimo estaba antes que el cumplimiento de los preceptos rituales (Mateo 5, 22-26).

22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano `imbécil', será reo ante el Sanedrín; y el que le llame `renegado', será reo de la gehenna de fuego. 23 Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. 25 Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. 26 Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.

De la misma manera, en contra de la ley de Moisés que establecía la ley de talión expresada en la máxima "ojo por ojo y diente por diente" (Éxodo 21,24; Levítico 24, 20, Deuteronomio 19, 21), Jesús mantuvo una enseñanza mucho más radical: "No resistáis al malvado. Antes a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, ponle también la otra; y al que desee ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues". (Mateo 5, 39-42).



38 «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. 39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; 40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; 41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. 42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

En séptimo lugar, también fue distinto el acercamiento que a la cuestión del Templo de Jerusalén realizaron los EQ y Jesús. Para los primeros, aquel no era ya sino un lugar desechado por YHVH y sustituido por ellos mismos, la comunidad de Qumrán. Participar en su culto resultaba intolerable para los sectarios del mar Muerto. Jesús, por el contrario, no se opuso a participar en el culto del Templo. Tenemos noticia de que asistió a sus celebraciones relacionadas con las festividades judías anuales y no parece que disuadiera de hacer lo mismo a los discípulos.

De hecho, éstos continuaron participando en el servicio del Templo incluso después de la muerte de Jesús. Con todo, la visión del Templo que encontramos en Jesús fue muy crítica. Sabemos que reaccionó indignadamente contra los que comerciaban en el interior del Templo, privando así a los no judíos de adorar al Dios de Israel y contaminando el carácter sagrado del lugar que estaba destinado a ser "casa de oración".
A la vez, entendía, posiblemente a causa de la clara contradicción entre los fines del lugar y la vida real del mismo, así como por el rechazo evidente del mismo Jesús como Mesías, que los días del Templo estaban contados.

Lucas 13, 31-35

31 En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte.» 32 Él les contestó: «Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. 33 Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.

Apóstrofe a Jerusalén.
34 «¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! 35

y Mateo 23, 37-9

37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! 38 Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. 39 Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis:
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»

reproducen una enseñanza de Jesús procedente del Documento Q en la que aquel dejó bien claro que el Templo ("vuestra casa") se convertirá en un lugar desolado.

Algo similar podemos decir de los denominados —muy discutiblemente, a nuestro juicio— "apocalipsis sinópticos" (Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21) donde Jesús anuncia la destrucción del Templo. Aunque en el pasado algunos autores tendieron a pensar que estos pasajes eran "vaticinia ex eventu" que nunca fueron pronunciados realmente por Jesús, hoy en día la práctica totalidad de los historiadores ha llegado a la conclusión opuesta: Jesús realmente profetizó la destrucción del Templo. De hecho, la acusación de haberlo hecho fue uno de los argumentos barajados por sus enemigos para condenarlo a muerte.
En octavo lugar, el concepto de Nuevo Pacto es distinto en los EQ y en Jesús. Los primeros creían estar viviendo ya en esa situación pero como consecuencia directa de su huída desde Jerusalén al desierto de Judea. Por el contrario, el punto de vista de Jesús no giraba en torno a la pertenencia a una organización sino al papel desempeñado por su misma persona.

Su muerte en favor de muchos era lo que daba inicio a un Nuevo Pacto. Igual que el sacrificio del cordero había sido señal de que se acercaba la liberación de Israel en Egipto, el sacrificio de Jesús indicaba los inicios de un Nuevo Pacto. Este Nuevo Pacto comenzaba con él y la inclusión en el mismo derivaba asimismo de aceptar o no a Jesús como el Siervo-Mesías-Hijo del Hombre-Señor y vincularse al mismo a través de la fe.

Aquellos que creyeran en él, tal y como él se presentaba, podían entrar en el Nuevo Pacto prescindiendo, como veremos, de su procedencia concreta. Los demás habían quedado excluidos y, a semejanza del Templo de Jerusalén, sólo podían esperar la ruina como consecuencia de sus actos.

Resumiendo pues, podemos señalar que un análisis comparativo entre los EQ y Jesús nos obliga a reconocer que en ambos existen puntos de contacto innegables. Posiblemente, tal circunstancia quepa atribuirla al hecho de estar ambos incardinados en el judaísmo del Segundo Templo, pero, de cualquier forma, los puntos de coincidencia resultan innegables.

Al mismo tiempo, sin embargo, son aún más evidentes las enormes diferencias conceptuales entre Jesús y los EQ. La espiritualidad de los EQ partía de la condición universal de pecado del hombre, pero combinaba tal aspecto con un énfasis considerable en el sacerdocio, un enorme apego a una tradición religiosa concreta y a una interpretación específica de la Torah.

Para obtener salvación, había, inexcusablemente, que abandonar el culto judío centrado en Jerusalén y vivir en un Nuevo Pacto centrado en Qumrán cumpliendo las normas específicas de la secta. Jesús, por el contrario, no sólo no se consideró pecador sino que además se presentaba a si mismo dotado de una autoridad especial para perdonar pecados.

Lejos de esperar la venida del Mesías, se presentaba también como el Mesías ya venido, y, convencido de ser el Hijo de Dios, en un sentido sin paralelos ni aproximaciones con otros seres humanos, también se consideró receptáculo de un conocimiento especial que, en su caso concreto, emanaba de que sólo él conocía al Padre igual que a él sólo el Padre lo conocía. Precisamente a partir de su propia conciencia personal (afirmó ser mayor que Salomón, los profetas, el Templo) se manifestó enemigo de las tradiciones religiosas, actuó con una considerable libertad frente a la Torah en cuestiones como la pureza, el sábado o los alimentos. Finalmente, aunque participó en el culto del Templo, consideró que sus días estaban contados porque su muerte iba a inaugurar un Nuevo Pacto.



Jesús, en virtud de sus acciones y pretensiones, sobrepasaba la línea que separa claramente lo divino de lo humano. En su pensamiento, en su forma de actuar no existe nada en absoluto que evidencie influencia del MJ o de la secta de Qumrán. Su peculiar visión obligaba a optar por lo que el profesor C. S. Lewis definió como el famoso trilema: o era un loco de la peor especie, o era un blasfemo o era quien decía ser.

En otras palabras, como señala el Talmud, o era un embaucador que "extraviaba al pueblo" y, por ello, merecía la muerte en la cruz o era el "Mesías, el Hijo del Dios vivo" (Mateo 16: 16).
15 Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» 16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» 17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro

Cualquier otra categorización sólo niega las evidencias que aparecen en las fuentes históricas.
Por lo tanto, a la luz que nos proporcionan las fuentes, debemos contestar que Jesús, a lo largo de su predicación pública, ni se comportó como un esenio de Qumrán ni manifestó de acuerdo con las doctrinas más esenciales de estos. Su enseñanza no fue esenia sino, más bien, antiesenia. A la cuestión, por otra parte, de si Jesús estuvo alguna vez en Qumrán no podemos contestar ya de una manera tan tajante. Pero, si efectivamente ese fue el caso, de su trayectoria a orillas del mar Muerto no sólo no le quedó ninguna influencia notable, sino que además habría que deducir que brotó una mentalidad diametralmente enfrentada. La razón es obvia: la cosmovisión de los esenios de Qumrán y la de Jesús resultaba medularmente incompatible.

ESENIOS
Miembros de un grupo religioso judío, organizado en torno a bases comunitarias profundas y a prácticas de un estricto ascetismo. La hermandad, que llegó a contar con aproximadamente 4.000 miembros, vivió en Siria y en Palestina desde el siglo II a.C. hasta el siglo II d.C. Sus principales asentamientos se encontraban a orillas del mar Muerto.
Los esenios no son mencionados ni en la Biblia ni en la literatura rabínica. Toda la información que se tiene de ellos proviene de los escritos y obras de Filón de Alejandría, Plinio el Viejo y Flavio Josefo. Se han identificado distintos grupos como posibles prototipos de lo que era la comunidad de los esenios.



Dentro de estos grupos, los principales fueron los tsenuim (los modestos o castos), los jashaim (los callados), los jasidim harishonim (los santos ancianos o mayores), los nigiyye, los jad da at (los puros de pensamiento) y los vatikim (los hombres rigurosos).
Estos términos informan acerca de las características de esta comunidad, cuyas enseñanzas fundamentales eran el amor a Dios, el amor a la virtud y el amor al prójimo. Sus rasgos distintivos más importantes eran: la comunidad de bienes y propiedades (distribuidas de acuerdo con las necesidades de cada uno), la estricta observancia del shabat y un aseo escrupuloso (dentro del que se incluía el lavarse con agua fría y usar prendas de vestir blancas). Tenían prohibido jurar, emitir votos (salvo los exigidos para ser miembros de la orden), sacrificar animales, fabricar armas y participar en el comercio o hacer negocios.



Sus miembros eran reclutados a través de la adopción de niños o bien entre aquellos que habían renunciado a todos sus bienes materiales. Se exigía una prueba temporal de tres años antes de que el novicio pudiera emitir sus votos definitivos, que exigían una total obediencia y discreción. La prohibición de ingerir alimentos impuros constituía una ley que podía llegar a significar la muerte por inanición. Los esenios fueron los primeros en condenar la esclavitud, considerándola una violación de los derechos consustanciales a los hombres; se sabe que, incluso, compraban y luego liberaban a personas que habían sido hechas esclavas.




Los esenios vivían en pequeñas comunidades. Su trabajo fundamental se centraba en la agricultura y en la artesanía.
El estudio del mundo de los esenios reapareció con gran fuerza en 1947, año en que fueron descubiertos unos antiguos manuscritos hebreos, cerca del mar Muerto, en Qumran, lugar que pudo haber sido, en el siglo I d.C., zona de asentamiento de alguna comunidad esenia. Entre los manuscritos, había un manual de observancias religiosas y vida común, que puede relacionarse con el modelo de vida de los esenios, según lo que se ha podido averiguar en las fuentes griegas y latinas que hacen referencia a ellos.



QUMRAN



Antiguo asentamiento judío en Palestina, cerca de las grutas donde se encontraron los denominados Manuscritos del Mar Muerto en 1947; está situado en la orilla noroeste de dicho mar. En la época de Cristo.
En 1947 Jum'a, un pastor de la tribu Ta'amireh de los beduinos nómadas, descubrió unos manuscritos antiguos en piel y tela en una cueva al noroeste del mar Muerto, en el valle de Qumran. Importantísimo hallazgo arqueológico, estos manuscritos constituían la primera parte de una colección de textos hebreos y arameos que se fueron descubriendo tras el primer hallazgo de Jum'a.
Estos antiguos textos, que incluyen el Libro de Isaías completo y fragmentos de todos los demás libros del Antiguo Testamento, excepto del Libro de Ester, han resultado ser 1.000 años más antiguos que cualquier otro texto hebreo conocido.



Qumran era el centro de una gran comunidad religiosa, probablemente de la secta esenia. Los esenios se escindieron de la religión judía en el siglo II a.C., y, perseguidos por los Macabeos, huyeron al desierto, que les pareció muy adecuado para su vida ascética.
El enclave de Qumran, donde muchos vivían en las cuevas y en los acantilados circundantes, fue probablemente ocupado hacia el 135 a.C. Abandonado tras un terremoto en el 31 a.C., fue finalmente destruido por los romanos en el 68 d.C. Tras el descubrimiento de los manuscritos, Qumran fue cuidadosamente excavada. Los arqueólogos pudieron identificar algunas habitaciones que se habían utilizado para el estudio y el culto, otras aparentemente usadas para las comidas comunales, una espaciosa cámara con tinteros (quizá el escritorio donde se copiaron los manuscritos) y piscinas para el baño. En un cementerio situado en las proximidades aparecieron más de mil tumbas.

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