viernes, 21 de diciembre de 2007

LA OTRA CARA DE LA INFAMIA


La otra cara de la infamia

FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR, Catedrático de Historia Contemporánea. Universidad de Deusto.

TODOS lo sabemos. Todos deberíamos saberlo ya de memoria: al parecer, Europa es una vieja y avarienta mujer con una guadaña. La guadaña habla de siegas constantes en la claridad neutra de la historia.

Si escuchamos con atención a los airados delatores de los acontecimientos del pasado, oiremos quizá que la guadaña avanza: ¿Quién creó la Inquisición; quién encabezó con estrépito de hierro y de sangre las Cruzadas; quién favoreció y comerció con la importación de los negros que se extenuarían en las minas, campos de algodón o ingenios de azúcar del Nuevo Mundo descubierto por Colón; quién vistió el colonialismo y el imperialismo con la antigua grandeza de Roma y de Alejandro Magno para camuflar el siniestro juego de unos pocos capitalistas; quién originó las dos guerras más mortíferas de la historia, quién lanzó la bomba atómica, quién, quién...?

Cuando Brueghel el Viejo pintó El triunfo de la muerte su mente representaba el espectáculo de la desolación humana: la peste haciendo tabla rasa del mundo agrario y limitado de la Edad Media.

Para los moralistas del progresismo actual, y para no pocos líderes políticos y religiosos del Tercer Mundo que no quieren renunciar a una fuerza legitimadora capaz de transformar a un Jomeini en un Gandhi, a los jemeres rojos camboyanos en los baluartes de la dignidad humana oprimida, a un ridículo Tirano Banderas en un Simón Bolívar, la verdadera epidemia que ha oscurecido y ensangrentado el cielo y el mundo entero tiene otro nombre: Europa, y su prolongación, Estados Unidos.

Hace ya mucho tiempo que se nos dice que el mal sólo puede tener una patria, que la culpa del sufrimiento humano es de la sociedad occidental y de su noción del progreso.

El colonialismo. El imperialismo. Con estos gritos comenzó a finales del XIX el gran campeonato mundial del victimismo. Y con los gritos de condena del Moloch USA y de la globalización, continúa.

Las gentes de Asia, África o Hispanoamérica nunca tienen ninguna culpa de sus desgracias. Las minorías siempre son inocentes. Los desheredados y los atropellados de la historia son, por definición, moralmente puros.

Se han llegado a escribir libros donde, para ensalzar el caudal azteca en México y denigrar el español, se justifican los sacrificios humanos por razones estructurales y se dibuja a las tribus aliadas de Hernán Cortés como criaturas sanguinarias y grotescas, muy lejos de la sofisticación, nobleza y refinamiento del guerrero azteca.

Los tiempos son propicios para la farsa y la alucinación, para servirse del pasado en beneficio propio, para tomar prestados nombres y trajes y, con esa vestimenta, ocultarse a uno mismo y a los demás las responsabilidades del presente.

Por eso un ilustre escritor de África puede censurar, entre aplausos posmodernistas, a ese gran guía de la condición humana que fue Joseph Conrad, porque, a su juicio, tras la polifonía narrativa del autor inglés asoma el racismo de los blancos, que presenta a los africanos como hombres sin fondo.

Por eso Chávez puede disfrazarse con la protesta del aborigen americano, y ante el silencio de esa izquierda que sólo ve en nuestro pasado el resplandor del fanatismo religioso, decir como el poeta: «América ha sangrado largos siglos... ¿No te suena mi voz a recuerdo?... Grita en mí la raza de Tupac Amaru... Grita en mí el pueblo oprimido...».

La justicia es a la vez una idea y una moderación del alma. Sepamos tomarla en lo que tiene de humano, sin transformarla en esa pasión abstracta y horterada ética que quiere reducir la historia a un simple y ridículo silogismo: Europa inventó el imperialismo, tú eres europeo, luego tú eres culpable, tú eres responsable, tú asesinaste y oprimiste en la India y Afganistán con los burócratas y soldados ingleses de Kipling.

La honestidad consiste en juzgar a las naciones por sus cimas, no por sus subproductos ni por sus infamias. Alemania por el Goethe que filosofa en Weimar, no por Hitler ni por el Guillermo II que en 1900 arenga a sus soldados destinados a China para que ni un solo chino del siglo XX se atreva siquiera a mirar de soslayo a un alemán.

Por supuesto, no se trata aquí de cuestionar los expolios del pasado ni de ignorar las barbaridades cometidas en nombre del progreso y de la civilización occidental.

Se trata de no ceder al fácil maniqueísmo de las condenas en bloque y de poner en su sitio a los ignorantes expertos de tertulia. Se trata de no seguir siendo esclavos de los agravios y violencias de la historia, aquella pesadilla de la que Joyce quería despertar. Y si, en cualquier caso, nos empeñamos en no despertar, de que, al menos, viajemos con igual severidad de juicio a las tinieblas de los actos y las empresas chinas, hindúes, árabes, africanas...

Porque la historia de la infamia no es sólo la crónica negra que retumba en los pasos de los ejércitos y de los burócratas procedentes de Europa. La historia de la infamia es universal. Como recuerdan textos y crónicas, la crueldad y el atropello no pueden contemplarse como fenómenos ligados a determinada época o cultura.

Así, por ejemplo, los grandes monarcas de los asirios, que antecedieron a los emperadores de Roma en la escena mundial, fueron excelentes constructores de canales y templos, notables mecenas, pero todos se mostraron de acuerdo en que sacar los ojos al enemigo vencido, arrancarle la lengua y cortarle las manos era una empresa absolutamente natural.

Tampoco -otro ejemplo- el mercado de esclavos ha sido una creación y una práctica exclusivamente europea, sino que, desde la Antigüedad hasta su abolición, ha crecido en otras tierras y otras mentalidades. ¿O acaso debemos ignorar que la gran mayoría de los africanos arrastrados hasta las costas de América fueron vendidos a los capitanes y comerciantes europeos por jefes negros locales, sus captores? ¿Olvidaremos que mientras los barcos negreros europeos recalaban en el Golfo de Guinea el mismo tráfico vergonzoso fluía por las costas orientales de África y a través de las arenas del Sahara en dirección a los países árabes y el imperio turco? Una imagen: Cervantes arrastrando sus cadenas y andrajos durante su cautiverio en Argel.

Aunque así se quiera ver, ni la agresividad expansionista, ni la opresión del más débil ni la explotación humana son ni han sido privativas de Europa y de Estados Unidos.

Recordemos la repetición del modelo de tirano populista en América, con sus sables, sus uniformes, sus frases grandilocuentes, sus detalles de despotismo, ineptitud, falsía, brutalidad. Recordemos los armenios masacrados por aquella Turquía que se negaba a perder su vieja arrogancia imperial en un mundo que ya la había desplazado del club de las grandes potencias.

Recordemos el delirio ensangrentado del emperador japonés Hirohito. Recordemos los gritos de los ejecutados por los jemeres rojos del tirano camboyano Pol Pot, gritos del silencio, gritos catalogados como propaganda reaccionaria por la elite intelectual de la izquierda. Recordemos el brillo fúnebre de los machetes hutus de Ruanda. Recordemos el infierno integrista del Irán que nace con la revolución islámica de Jomeini. Recordemos...

Se debe, como hizo Conrad después de su viaje africano, denunciar la «alegre danza de la muerte y del comercio». Lo que no es aceptable es ese coro acusador que sólo recuerda un perfil de la infamia, que únicamente habla de crimen y crueldad, y se muestra indignado, cuando la culpa puede reprocharse a Europa o Estados Unidos.

Lo que resulta desalentador, porque revela un gran cansancio, es que la misma Europa se olvide de sí misma y acepte, acomplejada, ese parcial retrato de locura sanguinaria que le pinta, desde hace tiempo, el progresismo a la moda.

lunes, 17 de diciembre de 2007

MATRIMONIOS A LA FUERZA


Esta niña afgana de once años es Ghulam. Está sentada junto a un hombre de 40, y no es su padre. La fotógrafa estadounidense Stephanie Sinclair ha sido la ganadora de la mejor fotografía del año con la instantánea de este matrimonio forzado.

Esta niña afgana de once años es Ghulam. Está sentada junto a un hombre de 40, y no es su padre. La fotógrafa estadounidense Stephanie Sinclair ha sido la ganadora de la mejor fotografía del año con la instantánea de este matrimonio forzado.

En la imagen la pequeña mira con temor y recelo a su esposo con quien fue obligada a contraer matrimonio. Era la mejor de las 1.230 imágenes presentadas al concurso, por su denuncia de una práctica "mundial" y "terrible", según la esposa del presidente federal alemán, Eva Luise Köhler, colaboradora de la organización.

Köhler destacó la gravedad del problema de los matrimonios forzados en todo el mundo y destacó que esas niñas no sólo son alejadas de su familia y del colegio y sometidas a relaciones sexuales sino que son utilizadas también como fuerza de trabajo.

La foto del año de Unicef forma parte de una serie de retratos e imágenes sobre matrimonios infantiles que Sinclair realizó durante dos años en Afganistán, Etiopía y Nepal, donde es habitual que las familias casen a sus hijos adolescentes entre sí. La fotógrafa relató que la familia de Ghulam decidió "venderla" para poder alimentar al resto de sus hijos aunque "se sentían avergonzados" de ello.

En segundo lugar, se ha reconocido el trabajo del bangladesí Golam Mostofa Bhuiya Akash sobre la explotación laboral de niños en su país, mientras el alemán Hartmut Schwarzbach obtuvo el tercer premio por la imagen de Annalyn, una niña filipina que vive en una colonia de mineros cerca de Manila.

Entre los proyectos finalistas escogidos por Unicef también figura un reportaje sobre mujeres violadas en el genocidio de Ruanda (1994) junto a sus hijos, del israelí Jonathan Torgovnik, que este año ganó el Premio al Retrato Fotográfico de la National Portrait Gallery de Londres.
Las enfermedades también están presentes en la selección de finalistas de Unicef con los menores congoleses víctimas de la polio del británico Finbarr O'Reilly o la serie sobre el valor de las madres que luchan por sus hijos enfermos, de la estadounidense

En la imagen la pequeña mira con temor y recelo a su esposo con quien fue obligada a contraer matrimonio. Era la mejor de las 1.230 imágenes presentadas al concurso, por su denuncia de una práctica "mundial" y "terrible", según la esposa del presidente federal alemán, Eva Luise Köhler, colaboradora de la organización.

Köhler destacó la gravedad del problema de los matrimonios forzados en todo el mundo y destacó que esas niñas no sólo son alejadas de su familia y del colegio y sometidas a relaciones sexuales sino que son utilizadas también como fuerza de trabajo.

La foto del año de Unicef forma parte de una serie de retratos e imágenes sobre matrimonios infantiles que Sinclair realizó durante dos años en Afganistán, Etiopía y Nepal, donde es habitual que las familias casen a sus hijos adolescentes entre sí. La fotógrafa relató que la familia de Ghulam decidió "venderla" para poder alimentar al resto de sus hijos aunque "se sentían avergonzados" de ello.

En segundo lugar, se ha reconocido el trabajo del bangladesí Golam Mostofa Bhuiya Akash sobre la explotación laboral de niños en su país, mientras el alemán Hartmut Schwarzbach obtuvo el tercer premio por la imagen de Annalyn, una niña filipina que vive en una colonia de mineros cerca de Manila.

viernes, 14 de diciembre de 2007

POR QUÉ CREEMOS EN DIOS?


¿Por qué creemos en Dios?

La cuestión religiosa ha estado presente siempre, en todas las sociedades. Y es que el hombre, desde el inicio de su andadura evolutiva, se ha planteado la existencia de Dios. A tratar este interesante pero controvertido asunto ha dedicado el filósofo Daniel Dennett su último libro, Romper el hechizo, donde confía en ofrecer una teoría omnicomprensiva sobre el origen de la religión.

Tal y como apunta Dennett, ser religioso suele estar bien visto debido a esa sensación de que los creyentes son personas "bien intencionadas, (...) que son serias en su deseo de no hacer el mal y que hacen enmiendas por sus transgresiones". De ahí que resulte tan difícil "romper el hechizo", el tabú de que no cabe investigar científicamente la religión como un fenómeno natural.
La postura que adopta Dennett desde el principio, es decir, su reconocimiento de que es un "filósofo ateo", hace que su empresa parezca estar tocada por el subjetivismo.


Una declaración tan sincera nos obliga, al menos, a acoger sus conclusiones con cierta cautela. (Por supuesto, lo mismo podría decirse si hubiese confesado ser fiel de cualquier religión). Si bien reconoce que en ocasiones produce buenos ciudadanos, Dennett considera que la religión crea monstruos intolerantes, fanáticos que oprimen a sus congéneres y predican el genocidio, como es el caso de ciertas sectas musulmanas.

Sea como fuere, lo cierto es que hay un problema entre la religión y la ciencia, por cuanto el evolucionismo prueba que no es necesario poner a Dios en el origen de la vida. En Estados Unidos, muchos cristianos tratan de escudarse en las teorías del diseño inteligente para negar validez científica a Darwin y a sus seguidores. Lamentablemente, renegar del evolucionismo es como predicar que la Tierra es plana. Semejante posicionamiento religioso está conduciendo a la expansión de la ignorancia en las escuelas.

A juicio de Dennett, la religión no la inventó nadie, como probablemente tampoco hubo un creador del mundo; es fruto de la evolución cultural, como el lenguaje o la música. El lenguaje es un buen ejemplo para entender lo que estamos diciendo. Como recuerda el autor, "las transformaciones graduales que convirtieron el latín en francés, en portugués y en otras lenguas descendientes no fueron pensadas, planificadas, previstas, deseadas ni ordenadas por nadie". La propagación de la lengua y la religión siguen cauces similares. Se transmiten de padres a hijos.

Una de las teorías que se manejan en Romper el hechizo para explicar el éxito de la religión es la de la selección sexual directa de determinados rasgos psicológicos. "Quizás las mujeres prefirieron machos que demostraran una sensibilidad por la música y las ceremonias, característica que pudo haber aumentado progresivamente hasta convertirse en una proclividad hacia los éxtasis elaborados –escribe Dennett–.

Las hembras que tuvieron esta preferencia no habrían tenido que entender por qué la tenían; pudo haber sido un simple capricho, un gusto personal ciego que las incitó a escoger. Pero si las parejas que escogieron resultaron ser no sólo mejores proveedores sino hombres muchos más fieles a la familia, estas madres y estos padres tenderían a criar muchos más hijos y nietos que el resto, y en consecuencia se propagarían tanto la sensibilidad por las ceremonias como el gusto por aquellos que amen las ceremonias".

Probablemente, esta teoría resulte tan peregrina como muchas otras, porque, al fin y al cabo, como decía Hume, "las primeras ideas de religión no surgieron de la contemplación de las obras de la naturaleza, sino por el interés por los hechos de la vida y los incesantes temores y esperanzas que mueven a la mente humana".

Asimismo, hechos como el fallecimiento de familiares pudieron tener mucho que ver con el origen de la religión. De nuevo Dennett: "Lo que parece haber evolucionado en cada lugar, ese buen truco que nos sirve para manejar una situación desesperada, consiste en una elaborada ceremonia en la que se remueve el peligroso cuerpo del entorno cotidiano, enterrándolo o quemándolo y luego se le añade la interpretación de la persistente activación de los hábitos de la perspectiva intencional en términos de la presencia invisible del agente como si fuera un espíritu, una especie de persona virtual creada por las afectadas disposiciones mentales de los sobrevivientes pero casi tan vívida y robusta como una persona viva".

En la raíz de la creencia humana en los dioses encontramos un instinto fácilmente activable, el de la disposición de atribuirle "agencia" a cualquier cosa complicada que suceda, desde los truenos a la lluvia, pasando por el fuego. ¿Podrá ser éste el santo grial que tratamos de encontrar?


La imaginación nos incita a inventar explicaciones sobrenaturales que den sentido a los hechos inexplicables, como cuando de pequeños nos metíamos en la cama pensando en que en la oscuridad los "monstruos" no podían hacernos nada si permanecíamos acurrucados. Estas hipótesis se desechan porque carecen de la más mínima base racional, pero algunas aguantan el paso del tiempo; cuando son más sofisticadas y se repiten y repiten hasta que la gente acaba asumiéndolas.

En sociedades más ignorantes, las explicaciones "sobrenaturales" tuvieron que ser relativamente simples para poder propagarse con éxito. Pensemos en el Génesis. A nadie se le ocurre hoy por hoy aceptar que el mundo se creó en menos de una semana, ni que Adán y Eva fueron los primeros humanos. Aun así, se sigue enseñando en las escuelas.

Cuando éramos niños creíamos que no había una verdad más indubitable que ésa, pero con el paso del tiempo nos percatamos de que era una de esas grandiosas mentiras que nos ocuparon la infancia y que, al contrario que la creencia en los Reyes Magos, no nos proporcionaban una ilusión y estimulaban nuestros buenos deseos. Simplemente, se trataba de un espejismo que debíamos creer a pie juntillas.

Hasta qué punto estemos dispuestos a adentrarnos en un libro como éste viene a ser tanto como decidir si queremos dejar de ser niños y no volver a creer en la serpiente y la fruta del árbol prohibido.

Aunque, eso sí, advierto de que el libro no colmará a quienes emprendan este camino, porque, desgraciadamente, a pesar de que contiene interesantes perlas, resulta un tanto asistemático como para ofrecer un relato contundente que permita al lector concluir que ha leído una obra que pasará a la historia. Ese libro está aún por llegar; pero los que no quieran esperar tanto pueden leer a Dennett, eso sí, con cautela para no creer todo lo allí expuesto ni practicar un escepticismo total hacia todo lo que perturbe los dogmas que sostenemos.

Pero si la fe nos impide aceptar que algunas de las ideas que defendemos pueden no ser ciertas, ¿para qué poner en solfa las bases profundas de nuestras creencias leyendo un libro como éste?
Por Gorka Echevarría Zubeldia

jueves, 13 de diciembre de 2007

... POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

Y CONCIBIÓ POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

José entró en la casa, cerró la puerta tras él, y durante un minuto se quedó apo­yado en la pared, aguardando a que los ojos se habi­tuasen a la penumbra. A su lado, el candil brillaba mortecino, casi sin luz, inútil. María, acostada boca arriba, estaba despierta y atenta, miraba fijamente un punto ante ella y parecía esperar. Sin pronunciar pa­labra, José se acercó y apartó lentamente la sábana que la cubría.

Ella desvió los ojos, alzó un poco la parte inferior de la túnica, pero sólo acabó de alzada hacia arriba, a la altura del vientre, cuando él ya se inclinaba y procedía del mismo modo con su propia tú­nica y María, a su vez, abría las piernas, o las había abierto durante el sueño y de este modo las mantu­vo, por inusitada indolencia matinal o por presen­timientos de mujer casada que conoce sus deberes.

Dios, que está en todas partes, estaba allí, pero, siendo lo que es, un puro espíritu, no podía ver cómo la piel de uno tocaba la piel del otro, cómo la carne de él penetró en la carne de ella, creadas una y otra para eso mismo y, probablemente, no se encontraría allí cuando la simiente sagrada de José se derramó en el sa­grado interior de María, sagrados ambos por ser la fuente y la copa de la vida, en verdad hay cosas que el mismo Dios no entiende, aunque las haya creado. Habiendo pues salido al patio, Dios no pudo oír el sonido agónico, como un estertor, que salió de la boca del varón en el instante de la crisis, y menos aún levísimo gemido que la mujer no fue capaz de reprimir.

Sólo un minuto, o quizá no tanto, repo­só José sobre el cuerpo de María. Mientras ella se ba­jaba la túnica y se cubría con la sábana, tapándose después la cara con el antebrazo, él, de pie en medio de la casa, con las manos levantadas, mirando al te­cho, pronunció aquella oración, terrible sobre todas, a los hombres reservada, Alabado seas tú, Señor, nues­tro Dios, rey del universo, por no haberme hecho mujer.

Pero a estas alturas ya ni en el patio debía de estar Dios, pues no se estremecieron las paredes de la casa, no se derrumbaron ni se abrió la tierra. Enton­ces, por primera vez, se oyó a María, humildemente decía, como de mujer se espera que sea siempre la voz, Alabado seas tú, Señor, que me hiciste conforme a tu voluntad, ahora bien, entre estas palabras y las otras, conocidas y aclamadas, no hay diferencia al­guna, reparad, He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra, queda claro que quien esto dijo podía haber dicho aquello.

Luego, la mujer del carpintero José se levantó de la estera, la enrolló junto con la de su marido y dobló la sábana común.

El Evangelio según Jesucristo. José Saramago

lunes, 19 de noviembre de 2007

¿ NO HABÍA LUGAR PARA ELLOS EN LA POSADA ?
La historia que nos contaron


Una fría noche de diciembre, de hace ya casi 2000 años, una joven pareja de esposos marchaba camino de Belén. El emperador de Roma, César Augusto, había ordenado un censo en todo el imperio, y cada súbdito romano debía ser empadronado en su propia ciudad.
José, el carpintero, tenía que ir a censarse a Belén, de donde era oriundo. Junto a él, montada en un burro, viajaba María en avanzado estado de gravidez, afrontando un agotador viaje de más 150km desde Nazaret.
Su esposo se sintió más tranquilo cuando por fin entraron en la ciudad de su familia. Abrigaba la esperanza de encontrar pronto un albergue, teniendo en cuenta la condición en la que se hallaba su mujer.
Pero anduvo de casa en casa, ya todas las halló atestadas de gente. Es que el censo había hecho regresar desde los diversos puntos del país a muchos betlemitas, para inscribirse en los padrones romanos.
En vano buscó un sitio donde acomodar a María para que pudiera dar a luz a su hijo. No lo encontró.
De pronto divisó una posada. Allí sí conseguiría seguramente alojamiento. Pero la decepción fue enorme cuando el posadero le informó que no quedaba ningún rincón disponible.
Por último José, con María que se movía pesadamente y que ya acusaba los dolores del parto, se dirigió a una cueva que servía de establo para los animales, y terminaron refugiándose dentro.
En lo solitario de aquella gruta, María dio a luz a su primogénito y lo recostó luego en un pesebre, es decir, en el recipiente donde se coloca la paja para comida de los animales, que por su forma alargada le sirvió de cuna.
Porque los hombres a los que venía a salvar le cerraron sus puertas, el Hijo de Dios había nacido en un establo.

¿ Eso relata el evangelio ?
Pero esta narración así contada, y que hemos oído y meditado innumerables veces, especialmente al llegar la Navidad, plantea dos serios problemas.
El primero, es que no concuerda exacta- mente con el evangelio.
Este en ninguna parte dice que María haya llegado a Belén casi apunto de dar a luz. En efecto, el texto sólo afirma: "Y sucedió que, mientras ellos estaban allí se le cumplieron los días del alumbramiento" (Lc 2,6). Tampoco cuenta el evangelio que la pareja haya andado de casa en casa y de posada en posada buscando alojamiento. Esta es una simple deducción por el hecho inexplicado de que María haya dado a luz en una cueva destinada para refugio de los animales, y porque se afirma que "no había para ellos lugar en la posada" (Lc 2,7).
i Qué imprudente este José !
El segundo inconveniente es la gran cantidad de interrogantes que suscita.
a) Si José venía para una breve práctica administrativa, y teniendo en cuenta que en aquella época no era obligatorio para la mujer presentarse en el despacho del censo porque bastaba el jefe de la familia, ¿para qué llevaba a María hasta Belén?
b) ¿Cómo fue tan imprudente de esperar hasta última hora, y viajar cuando ella ya estaba casi a punto de dar a luz?
c) El varón justo y previsor, ¿no fue capaz de prever un lugar más decente para el alumbramiento de su esposa, sabiendo que el que venía al mundo era nada menos que el Hijo de Dios?
d) Si él mismo era de Belén, y volvía a su propia ciudad, ¿cómo es que no tenía una casa donde alojarse?
e) Considerando que para los pueblos de oriente la hospitalidad es un deber sagrado, en el que está en juego el propio honor, ¿no resulta extraño que nadie le abriera las puertas a José, ni siquiera un pariente, aun viendo el estado de María?


Y todo por una palabra
Estas preguntas indican ya que estamos en un callejón sin salida.
¿En dónde radica el problema? En que hacemos una lectura errónea del evangelio, agregando mucho de imaginación sobre lo que el texto cuenta.
y la culpa de ello la tiene una palabra del evangelio que ha sido mal traducida, que creó confusión, y así ha estimulado la fantasía de generaciones de lectores.
Se trata del vocablo griego "katályma", que la mayoría de las Biblias traducen por 'posada", "albergue", hospedaje". Así traducida esta palabra, la frase del evangelio dice que "no había para ellos lugar en la posada".
Pero en el griego bíblico esta palabra tiene también otro significado.. y es el de "habitación", "cuarto", "pieza", es decir, una parte especial de la casa más bien apartada, o reservada.


¿Qué era realmente la "katályma", en donde no había sitio para ellos?
La "katályma"
Para entender bien lo que quiere decir san Lucas en su evangelio, tenemos que ubicarnos en el ambiente de Palestina, donde las casas no constaban de varias habitaciones como pueden tener las nuestras actualmente.
Con la precariedad de la edificación de entonces, las viviendas tenían tan solo una habitación central, en donde había de todo: armarios, herramientas, asientos, despensas, cocina. y donde, llegada la noche, se extendían las esteras para el reposo nocturno, cada uno en su lugar preferido. Esta habitación central era, pues, el pequeño mundo doméstico alrededor del cual giraba toda la vida del hogar y el movimiento de las personas, más o menos como los cuartos de muchos de nuestros hogares campesinos. Pero además de la sala principal, las casas tenían adosado algún ambiente más E pequeño, reservado, a veces empleado para depósito, o para eventuales huéspedes, con separadores agregados para mayor privacidad.

martes, 10 de julio de 2007







El culo perfecto es posible


10.07.07 En una gran mayoría de hombres se fijan en él. Es un gran atractivo del cuerpo femenino. Suele gustar levantadito, respingón. Puede que muchas de las mujeres que lo tengan perfecto no sea por obra de la genética o de la naturaleza...


No es necesario apelar a las prótesis ni a los procedimientos quirúrgicos. Mediante la introducción de hilos de poliamida trenzada, a través de mini incisiones, los glúteos se levantan hasta 3 cm.


Los glúteos caídos también llamados “tristes” pueden ser modificados a través de esta técnica de modelación y lifting con hilos de sostén, que se realiza en consultorio, con todas las medidas pertinentes y en un lapso relativamente breve. El procedimiento es ambulatorio e indoloro y los resultados son instantáneos y naturales.


Con esta técnica se eleva la línea subglútea hasta 2-3 centímetros y se produce un efecto elongador de los miembros inferiores.


Características de la técnica


1- No requiere internación, es un tratamiento ambulatorio


2- No suelen presentarse edema, ni lesiones cutáneas, sólo costritas en los sitios de las microincisiones.


3- La edad está comprendida entre los 35 y 55 años.


4- Los resultados son inmediatos ya que eleva instantáneamente los glúteos finalizada la intervención.


5- Mejora la flaccidez de la región glútea.


6- Si la caída de glúteos va acompañada de celulitis y/o adiposidad localizada, estas dos patologías pueden corregirse con diferentes tratamientos.


7- Los puntos de incisión desaparecen en 10-15 días aproximadamente, en la medida que se resuelva el edema y la inflamación propia del proceso de intervención.


¿Será real ese trasero en el que usted se fijo ayer?

martes, 3 de julio de 2007

EL ABORTO SE HA DUPLICADO

La tasa de aborto entre las adolescentes españolas casi se ha duplicado en una década

03.07.07 17:40. Archivado en Salud

(PD / Agencias).- La tasa de aborto entre las adolescentes españolas ha aumentado más de un 80% en la última década, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que constata que las interrupciones del embarazo crecieron principalmente entre mujeres activas mientras los índices entre las que carecían de ingresos propios se mantuvieron igual.

El estudio Determinantes sociales de la interrupción del embarazo en España, elaborado por Margarita Delgado y Laura Barrios, analiza el periodo entre 1991 y el 2001, cuando el número total de abortos pasó de 41.910 a 69.857. Las tasas de abortos entre adolescentes de entre 15 y 19 años fueron las que registraron un mayor incremento, seguido por el colectivo de jóvenes de entre 20 y 25 años.

De hecho, entre ambos tramos de edad suman el 40% de los abortos que se registran en España, una cifra que ha permanecido estable en el periodo analizado. El tramo de edad con mayor número de abortos es entre 20 y 24 años, tanto en 1991 (11.613) como en el 2001 (19.555).
Multiplicado por 1,82

En número absolutos, el número de interrupciones de embarazo entre las adolescentes pasó de 5.441 en 1991 a 9.918 en el 2001. Es decir, se ha multiplicado por 1,82, la mayor cifra de todos los tramos de edad, seguido del de personas de entre 25 y 29 años (1,69) y el de 20 y 24 años (1,68).

Además, cabe destacar que la población de adolescentes en ese periodo ha disminuido entre ambas fechas, por lo que el impacto del aborto es mayor, según han explicado las autoras del estudio.

El contexto internacional

En el contexto internacional, el análisis compara los datos de España con Rumanía, Rusia, República Checa, Hungría, EEUU, Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Finlandia, Alemania y Austria.

En el tramo de edad de entre 15 y 19 años, en 1990 España fue el país con un porcentaje más bajo de embarazos finalizados en aborto: en torno al 20%, a gran distancia de su inmediato seguidor, Italia, que se acercaba al 40%, o Suecia y Dinamarca con valores superiores al 60%.
Reincidencia y situación laboral

Respecto al número de embarazos que concluyó en aborto entre mujeres de entre 20 y 24 años, que en 1990 era de un 10% y en 1999 llegaba al 31%, por encima de Francia, Finlandia, Reino Unido, Dinamarca o EEUU y solo superado por Suecia, Hungría y Rumanía. También ha aumentado la reincidencia, ya que las adolescentes que han abortado dos veces han pasado del 7,1% en 1991 a 8,5% en el 2001.

Respecto a la situación laboral, el estudio refleja que es uno de los determinantes que revela de "manera más clara su influencia sobre el aborto". Así, en 1991, el 51% de las mujeres que abortaban tenían actividad remunerada frente al 10%, que eran paradas, y el 37%, inactivas. Diez años después, el 57% eran ocupadas, el 13% paradas, el 13% estudiantes y el 12,5% se dedicaba a sus labores.




























































lunes, 2 de julio de 2007

LA HERMOSURA DE LOS ANCIANOS

La hermosura de los ancianos es su vejez

La verdad de las técnicas modernas para darle una nueva apariencia a cada rostro, es que inconscientemente no queremos llegar a la edad cuando la piel comience a mostrar sus líneas de expresión; término conocido en el argot popular como arrugas. De modo, pues, que la gente trata de revertir el proceso de envejecimiento.

Así, los que van descubriendo flacidez en su piel comienzan a hacerse cirugías plásticas faciales, mientras que otros optan por el método de ponerse inyecciones con el fin de mantener la frescura de la juventud. Pero la verdad no puede ser tapada. La batalla por conservar nuestra apariencia juvenil está perdida. El proceso de desgaste de nuestro cuerpo nos revela que hay tres etapas para cada vida: la niñez, la juventud y la vejez. De manera que en lugar de perder el tiempo y el dinero en lo inevitable, deberíamos dedicarnos a cultivar aquellas cualidades internas que son las que si permanecen y las que mejor hablan de nuestro rostro interno. Esto lo escribimos para reflexionar sobre lo que escribió Myron Taylor, cuando dijo: "El tiempo puede arrugar la piel, pero la preocupación, el odio y la pérdida de ideales arrugan el alma".

En el proverbio de hoy nos topamos con una sabiduría que debiera ser atendida por todos: “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29). Note usted que mientras a los jóvenes se les enaltece por su fuerza, la ancianidad es alabada porque en ella brota otro tipo de belleza. Es obvio que la “hermosura” a la que el sabio hace mención no es la que corresponde a la física, propia de la niñez y la juventud. Pero lo que él si quiere decirnos es que cada época, cada episodio de la vida, tiene su propio primor.

Si tomamos el ejemplo de la naturaleza podemos decir que una es la hermosura del árbol en sí, otra la de la flor, y la otra la del fruto. De igual manera la ancianidad tiene su propia estética llena de surcos de trabajo y de un caudal de experiencias. La vida es como las cuatro estaciones del año. Con la llegada del otoño, las hojas verdes y frescas de la primavera cambian de color. La producción de alimentos quedó cumplida durante el verano.

Colores con matices brillantes, amarillos, anaranjados y rojos, dan al otoño una belleza comparable al verdor de la primavera. Así también la hermosura y lozanía de lo que produjo la juventud, comienza a dar paso a la madurez, a las canas, a la experiencia y al consejo sabio, tan necesario para otras edades.

Pero en honor a la verdad, tenemos que admitir que no siempre se usa esa hermosura de los abuelos. El sentirse que ya sus fuerzas le han abandonado por el desgaste de los años; el que ya su presencia es como un estorbo para otros; el saber que ya no se sienten útiles para nada; o el vivir con el recuerdo de sus propias experiencias, sin que sean oídas, ahonda en ellos un estado de soledad, y esto les lleva a algunos a exclamar: “No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando mi fuerza se acabe...” (Salmo 71:9) Esa hermosura, reflejada bellamente en sus canas, debiera ser tomada en cada familia por el testimonio de sus años vividos, para ser una "biblioteca de consulta".

Los abuelos cumplen una función de continuidad y transmisión de tradiciones familiares. Nadie está en mejor condición que ellos para ayudar a los padres y a los nietos a comprender principios olvidados con demasiada frecuencia, y sin embargo tan esenciales para la conducción de la familia de hoy. Será por eso que alguien dijo que, "se aprende más de diez abuelos que de diez expertos en temas familiares".

Nuestro mundo necesita la admonición y la orientación de los de edad avanzada. Sus canas y sus arrugas nos merecen respeto y admiración.Quisiéramos hacer con ellos hoy, lo que nos gustaría que hicieran con nosotros mañana. El anciano(a) dio todo de sí mismo(a), ahora espera un poco de nosotros. Recordemos lo que nos dice otro proverbio a este respeto: "Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia" (Proverbios 16:31). Mas sin embargo, se espera que esa “corona de honra”, a la que debemos también encomiar, haya sido el producto de una vida que ha honrado debidamente a su Dios. Los que así han vivido, y se aprestan para ir a un pronto encuentro con Dios, les aguarda esta promesa: “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré" (Isaías 46:4)Desconozco el autor

EL LAICISMO TURCO EN LA CUERDA FLOJA



MUNDO ISLÁMICO





El laicismo turco, en la cuerda floja

Por Robert Spencer
El laicismo está gravemente amenazado en Turquía, y millones de turcos están profundamente preocupados por que su país pueda transformase en un Estado islámico. El Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el Partido de la Izquierda Democrática (DSP) han unido sus fuerzas para tratar de detener al gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AK),

Turquía ha vivido recientemente tres grandes concentraciones laicistas, en Ankara (medio millón de personas), Estambul (cerca de un millón) e Izmir (millón y medio). Las tres han puesto de manifiesto que, si bien los partidarios de la instauración de un Estado islámico son muchos (si no, Turquía no tendría un primer ministro del AKP), también son multitud los que respaldan la vertiente local del laicismo, el kemalismo, que debe su nombre a Mustafá Kemal Ataturk, quien abolió el Califato en 1924 e instituyó un buen número de controles sobre el islam político, muchos de los cuales siguen vigentes.

Ataturk secularizó la legislación sobre el matrimonio, ordenó que el turco se escribiera en caracteres latinos en vez de árabes, introdujo varias restricciones a las prácticas religiosas islámicas y, sobre todo, sometió a control las mezquitas y las enseñanzas que en ellas se impartían, para asegurarse de que no se adoctrinara a los fieles en el islam político. Por todo ello, los musulmanes practicantes han sido siempre la principal fuerza opositora del kemalismo.

Por otra parte, el hecho de que la mayoría de los participantes en las últimas manifestaciones laicistas sean nominalmente musulmanes pone de relieve determinados aspectos del auge de la oposición a la sharia en las sociedades islámicas. Onur Oymen, del Partido Republicano del Pueblo, niega que quienes se concentraron en Ankara, Estambul e Izmir representen al "islam moderado". "No hay democracia sin laicismo –ha declarado–. Eso del islam moderado como contrapeso del islam radical no es más que una tontería. Esa idea, que está siendo promovida desde determinados países, debería ser abandonada".

A primera vista, pudiera parecer baladí la distinción que hace Oymen entre laicismo e islam moderado. ¿Acaso no sería el laicismo un fruto del islam moderado? Después de todo, la gran mayoría de los que se manifiestan contra la instauración de la ley islámica se consideran musulmanes.

Lo cierto es que una cosa es considerarse musulmán y otra, muy distinta, aceptar los principios del islam político. A día de hoy, los yihadistas tratan de atraer a sus filas a los musulmanes pacíficos presentándose como exponentes del islam "puro" y "verdadero", y hablan de la yihad como de la "obligación olvidada" (así se titula, por cierto, una publicación ampliamente difundida). Y, por supuesto, no dejan de lado, para nada, el islam político. Entre tanto, los musulmanes que no desean vivir sometidos a un Estado islámico no han sido capaces de formular una respuesta al desafío yihadista echando mano de argumentos islámicos.

Sólo han conseguido ganar terreno cuando se han decidido no sólo a dejar de lado el carácter político y social del islam, sino a erradicarlo deliberadamente. Precisamente fue en la Turquía de Ataturk donde mayores réditos ha obtenido este enfoque.

Ataturk comprendió que el islam político cobraría vigor allá donde reviviera el fervor religioso. Así pues, el kemalismo no se presentaba bajo los ropajes del islam moderado, ni como una creación islámica, sino como un movimiento de rechazo explícito del islam político y partidario del laicismo. Jamás acudió a las enseñanzas islámicas para justificarse; todo lo contrario: dejaba a las claras su abierto rechazo a determinados aspectos y tradicionales del islam.

Ataturk fue la primera gran figura política del mundo islámico que rechazó, abiertamente y sin pedir perdón por ello, el islam político y optó por el modelo occidental que estipula la separación entre la Iglesia y el Estado. El laicismo turco no reivindica el islam moderado, y parte de unas premisas que no son para nada islámicas. La gente como Oymen sabe que toda reforma legislativa destinada a cambiar el estado de cosas vigente en el país desde el Gobierno de Ataturk sólo servirá para abrir las puertas a la instauración de la sharia en Turquía.

Este principio no se limita sólo a Turquía: si quieren prevalecer sobre los partidarios de la yihad y la sharia, los musulmanes pacíficos tienen que estar dispuestos no sólo a ignorar, sino a rechazar explícitamente, aquellos aspectos de la ley islámica que entren en conflicto con los derechos humanos y el laicismo. Sólo así podrán defender sus posiciones y plantar cara al desafío social y teológico del yihadismo. No sólo los turcos, también todos los pueblos libres, tienen algo que ganar con la supervivencia del laicismo en la tierra de Ataturk.

LA QUIEBRA DE LA HISTORIA "PROGRESISTA"





LA QUIEBRA DE LA HISTORIA "PROGRESISTA"







La transición a la democracia



Por Pío Moa
Con un franquismo y un antifranquismo no democráticos, una transición parecía imposible, o tenía gran probabilidad de recaer en las convulsiones de antaño. Sin embargo, la transición se produjo con bastante orden, y debe ser explicada.



De hacer caso a versiones aún muy difundidas, si bien la transición contó con la colaboración de un sector franquista, habría consistido básicamente en el triunfo de una oposición que llevaba años enarbolando la bandera de las libertades. Pero ya conocemos el valor de aquella bandera en manos de nuestras izquierdas. Además, se trataba de una oposición fragmentada en grupos rivales y de escasa representatividad. La versión recuerda un poco a la que pinta al Frente Popular como continuación de la república democrática; y no sobra resaltar que la mayoría de dicha oposición se identificaba –lo sigue haciendo– con el Frente Popular. Y esperaba el pronto derrumbe de la monarquía, con Juan Carlos a la cabeza, según el modelo de 1930-31.

Pasma comprobar cómo algunos mitos persisten contra las pruebas más contundentes. Pues nadie ignora que la transición la diseñaron y orientaron sobre todo un rey nombrado por Franco, Juan Carlos; un jefe del Movimiento Nacional, Suárez, y el intelectual del régimen Torcuato Fernández Miranda; con respaldo o aceptación de la gran mayoría de la clase política franquista y del ejército. Y que se hizo por reforma "de la ley a la ley", frente a las pretensiones rupturistas de la oposición.

¿Cómo fue posible? Seguiremos sin entenderlo si persistimos en la imagen de un franquismo rígido y férreamente dictatorial. Ni aun en los años 40 fue así. De hecho demostró flexibilidad y capacidad de adaptación muy notables, sin las cuales habría subsistido breve tiempo. Aparte del difícil, pero logrado, equilibrio entre sus familias, pueden discernirse en el franquismo, desde sus comienzos, dos concepciones opuestas. La primera, largos años mayoritaria, consideraba al régimen una superación tanto del marxismo como de la democracia liberal, y, por tanto, un modelo para los demás países, según expresaba Franco:



Los regímenes del mundo futuro serán más parecidos a los que nosotros concebimos y tenemos en marcha que a cualquiera de las fórmulas políticas ya experimentadas.
La segunda concepción veía en el régimen la respuesta a una crisis histórica excepcional, y, por tanto, destinada a desaparecer por evolución. Pasaría un tiempo prolongado, previsiblemente hasta la muerte del dictador, pues pocos parecían deseosos de desplazarlo, y nadie capaz de hacerlo. A esta segunda postura podemos llamarla reformista o liberalizante. Muy minoritaria al principio, cobraría fuerza con los años, mientras la contraria iría retrocediendo hasta concentrarse en el bunker, así llamado por sus adversarios.

Durante los años 60 el franquismo fue liberalizándose política y económicamente, pero su éxito en ambos campos, realmente extraordinario, en lugar de asegurar su futuro, presionaba hacia la democratización. Y, más importante aún, los odios típicos de la república se habían diluido de tal modo que también perdían fuerza las reacciones sociales defensivas de entonces. La retórica de antaño, nacida de la lucha contra un peligro extremo, sonaba innecesaria o anacrónica en los años 60-70, y el régimen la usaba cada vez menos, aun si el peligro de los totalitarismos comunistas distase de ser una falacia. Hechos como su tanteo de ingreso en el Mercado Común, en 1962, indican mucho sobre esta evolución.

Pero creo que es a finales de 1973, tras el asesinato de Carrero Blanco, cuando la evolución quedó despejada [...] El mismo Franco había expresado poco antes al enviado de Nixon, Vernon Walters, su convicción de que España se democratizaría más o menos, en un proceso ordenado, gracias a la clase media que él había creado.

Parecía volver a sus ideas de 1930. Ese optimismo de Franco resulta algo excesivo: él no creó la clase media, pues ya antes existía una muy considerable, pero sin duda su régimen la desarrolló hasta hacerla mayoritaria; y la idea de que ella garantizaría la estabilidad debe tomarse con cautela. Antes de la guerra, Cataluña, la región española con mayor clase media, era también la más convulsa, debido a la acción combinada del anarquismo y el nacionalismo. Y las Vascongadas saldrían del franquismo como las provincias de mayor renta per capita de España, para convertirse luego en la región más violenta y menos democratizada, asimismo por la combinación de terrorismo y nacionalismo. Con todo, parece razonable esperar que una abundante clase media ayude a estabilizar a un país, aun si no lo garantiza. El éxito de la transición obedecerá en muy alta medida al previo éxito socioeconómico franquista.

Fallecido el dictador en 1975, el proceso se aceleró, y en el verano de 1976 entró en la recta final tras un primer ensayo inconcluyente con Arias Navarro. La decisión de evolucionar por reforma, de la ley a la ley, aseguraría una transición nada parecida a la desastrosa que siguió a la dictadura de Primo de Rivera en 1930.

En cambio, la oposición no anhelaba la transición, sino una "ruptura" radical, con denuncia y proceso político del franquismo y repulsa a cuarenta años de historia con un balance visiblemente fructífero. E intentó dirigir ella el cambio, aprovechando las libertades ya en marcha tras la muerte de Franco. A ese fin, la mayoría de los antifranquistas creó dos variopintas formaciones rivales: la Junta Democrática, bajo el mando del PCE, y la Plataforma Democrática, bajo el del PSOE.

Las dos albergaban variados grupos y siglas: maoístas, trotskistas, separatistas, cristianos radicales, socialdemócratas y algún que otro liberal despistado, al estilo de la Asamblea de Cataluña. En ambas los elementos decisivos eran marxistas o marxista-leninistas. Una transición protagonizada por tal amalgama tenía la máxima probabilidad de abocar a un nuevo caos, al renunciar a la sensatez preconizada tiempo antes por Tarradellas, un antiguo extremista, de los pocos que había reflexionado a fondo en el exilio. Tarradellas había expresado a Josep Pla su intención de, si algún día gobernase, "no destruir nada de lo hecho por Franco que fuera positivo para el país y la estabilidad general". Postura no compartida, repito, por el resto de la oposición.

Pese a su rivalidad, la Junta y la Plataforma llegaron a unir fuerzas en un organismo conocido popularmente por la Platajunta, y trataron de impulsar un movimiento de masas bajo la consigna "Libertad, amnistía y estatutos de autonomía". Organizaron al respecto considerables manifestaciones, pero nada capaz de asustar al régimen.

Debe recordarse, además, que tanto el PSOE como el PNV, los nacionalistas catalanes y otros, venían reorganizándose en serio tan sólo desde 1971, con autorización implícita, pero indudable, del gobierno. Sin embargo, el PSOE llegaba con un radicalismo verbal más estridente que el propio PCE; el PNV parecía querer rivalizar con la ETA en demagogia; y los nacionalistas catalanes ya empezaban con la cantinela de que los catalanes no son españoles. Todos, además, reivindicaban la versión frentepopulista de la Guerra Civil, exhibiendo un resuelto antifranquismo en agudo contraste con la casi nulidad de su resistencia u oposición a la dictadura, y con la evidencia de que muchos de ellos procedían de la administración del régimen.

Fue mucho más positiva, sin duda, la reforma proyectada por el sector liberalizante del régimen y la autodisolución de las Cortes franquistas en aras del cambio a la democracia, ocurrida a mediados de noviembre de 1976. El debate al respecto enfrentó, por última vez, a los sostenedores del régimen y a quienes daban por concluida su tarea histórica. El procurador Fernández de la Vega denunció a la "misérrima oposición que con su resentimiento a cuestas ha recorrido durante cuarenta años el camino de las cancillerías europeas denunciando el pecado de la paz y el progreso de España, alimentando los viejos y al parecer eternos prejuicios antiespañoles con la sucia leña de la tiranía de Franco". Le replicó Fernando Suárez:
No trate de demostrarnos que para ser leales a Franco hay que impedir en estos momentos que sea el pueblo de España (…) el que decida su propio destino. Quienes hemos dictaminado este proyecto no vamos a intentar disimular con piruetas de última hora nuestras ejecutorias en el Régimen. Pero hemos pensado siempre (…) que los orígenes dramáticos del actual Estado estaban abocados desde sus momentos germinales a alumbrar una situación definitiva de concordia nacional (…), porque habremos sido capaces de rebajar el concepto de enemigo irreconciliable al más civilizado y cristiano concepto de adversario político, pacífico (…) sin (…) nuevos desgarramientos y nuevos traumas.



La postura de Fernando Suárez triunfó, y el otro Suárez, Adolfo, pudo afrontar el referéndum subsiguiente y a la oposición rupturista, que venía recrudeciendo su ofensiva. El 12 de noviembre de 1976 esa oposición había organizado la huelga general, de carácter revolucionario por naturaleza, para frustrar la transición reformista. La prueba de fuerza se había saldado con el fracaso de la huelga y la consiguiente victoria del gobierno. Aun así, la oposición persistió en boicotear el referéndum, realizado el 15 de diciembre, si bien lo hizo ya con poco aliento. La excepción fue el PCE(r)-GRAPO, que secuestró a Antonio de Oriol, y más tarde al general Villaescusa, para echar por tierra la maniobra fascista, fracasando a su vez.

Desde entonces la oposición hubo de aceptar la transición y colaborar, de mejor o peor fe, en la reforma promovida desde el propio régimen. Ello permitió una democratización en orden, "dentro de la ley", como propugnaba el mismo Franco en 1930. Sólo ahora, casi treinta años después, se ha formado una nueva y nebulosa Platajunta entre izquierdistas y secesionistas para imponer una "segunda transición", es decir, volver a la ruptura, contra la Constitución y la libre convivencia construida desde 1975. E intentando resucitar de paso, y no por azar, las antiguas propagandas y rencores, so pretexto de "memoria histórica". Esta inaudita pertinacia en los viejos errores merecería un estudio aparte.

[...]

Una observación final: las libertades han llegado a España con algún retraso con respecto a la Europa occidental. Observación que debe completarse con otras dos: gracias a ello la democracia ha resultado, hasta ahora, más firme que si hubiera llegado antes; y la debemos a nosotros mismos, no a Usa como la mayoría de los demás países europeos. A la objeción de que España no habría esquivado tampoco el totalitarismo nazi o comunista de no ser por la intervención useña en Europa, cabe responder que esa deuda indirecta queda saldada con la neutralidad española en la guerra mundial, tan valiosa para los Aliados aun si no fue mantenida con intención de favorecerlos.

EL CATEAR SE VA A ACABAR



El catear se va a acabar



En la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo hay un profesor ejemplar. Baste decir que se ha cepillado a 145 alumnos en Biofísica, asignatura de primero de carrera. Solamente un alumno ha conseguido aprobarla, y con un más que discreto 17/30.


El decano de la facultad está muy preocupado. Pero lo significativo es que lo que le tiene a mal traer no es la burricie del alumnado, sino que un profesor se haya dado al cateo en masa. Y es que las autoridades académicas prefieren no indagar sobre los orígenes de la catástrofe; no preguntarse, por ejemplo, qué demonios aprenden los jóvenes en el bachillerato para que lleguen a la universidad con ese nivelazo. Si muchos de ellos acaban la carrera con faltas de ortografía y sin saber expresarse por escrito de forma mínimamente inteligible, es fácil suponer cómo será su bagaje de conocimientos científicos antes de que pisen las Aulas Magnas.

No es probable que el problema resida en la nula capacidad pedagógica del profesor de marras, pues los nulos son, precisamente, los que practican el aprobado en masa. Puede, más bien, que estemos ante alguien que supone, en su ingenuidad, que la universidad es un lugar dedicado a ampliar conocimientos, no a repasar lo que ha de saberse desde primaria.

El famoso profesor tiene menos futuro en la universidad pública que el PSOE en el Levante español. Con esta actitud levantisca, ya puede ir despidiéndose de ser incluido en las cuchipandas universitarias que, a modo de congresos y seminarios, se celebran por toda nuestra geografía con el objeto de aumentar los conocimientos etnográficos y gastronómicos del profesorado universitario. Precisamente por eso su actitud es aún más meritoria. Sobre todo porque estamos hablando de unos señores, los actuales alumnos de Medicina, que al acabar sus carreras se van a ocupar de nuestra salud, y convendría que se esforzaran un poquito durante sus estudios.

El órgano que representa a los estudiantes de la Universidad de Oviedo se ha manifestado profundamente escandalizado por el suceso, y ha pedido mano dura contra los profesores que suspenden más de lo admisible (de lo admisible por ellos). Al parecer, el aprobado académico ha de ser también una cuestión sujeta al equilibro democrático de las mayorías, con sus cuotas de discriminación positiva perfectamente equilibradas. Por ejemplo, no más de un 5% de suspensos, y además mitad chicos y mitad chicas, por aquello de la paridad.

O sea, que si la cuota de cateados se cubre antes de tiempo como consecuencia de una avalancha de vagos especialmente numerosa dentro de una misma promoción, habrá que aprobar democráticamente al resto para no soliviantar al decanato y al consejo supremo estudiantil.
– Oiga, está usted suspenso –le dirá el profesor al alumno atribulado.
– Pero yo no veo ninguna marca en el examen. Tan sólo un arco de circunferencia en cada esquina.

– Es que ha sacado usted un cero tan grande que me ha sido imposible ajustarlo al tamaño del folio.
– ¿Y eso por qué?

– Pues por nada personal. Simplemente, que no sabe usted distinguir una glándula suprarrenal de una almorrana, y estamos ya en cuarto de carrera.
– Ya, pero resulta que en las negociaciones de este año entre el Decanato y mi sindicato estudiantil se ha establecido un cupo máximo de suspensos de 50 por clase, y el que venía antes que yo hacía precisamente ese número.

– Pues en ese caso no tengo más remedio que aprobarlo. Felicidades, y que pase usted un buen verano.


– Vale tron, gracias y tal.


Ahora bien, todo este proceso de decadencia docente al final acabará beneficiando a los estudiantes más aptos y esforzados, que con este sistema se van a quitar con gran facilidad la presión de la competencia. Los más capaces harán una brillante carrera profesional y ganarán mucho dinero, y los aprobados de cuota ingresarán como funcionarios en la Seguridad Social. Total, para hacer una sedación en condiciones tampoco hay que ser Hipócrates.

domingo, 10 de junio de 2007

EL ISLAM





ADELANTO EDITORIAL
Guía políticamente incorrecta del islam (y de las Cruzadas)
Por Robert Spencer

Existe una aceptación generalizada, hasta el punto de convertirse en axiomática, de que el castigo corporal islámico a las mujeres es de orden cultural, que no deriva del Corán y que actualmente el islam ofrece a las mujeres una vida mejor de la que pueden disfrutar en Occidente.



[...] Leila Ahmed, profesora de estudios sobre las mujeres y la religión en Harvard, [ha declarado]: "Me sorprende hasta qué punto la gente piensa que Afganistán y los talibanes representan a las mujeres y al islam". Ahmed dice: "Nos encontramos en las primeras etapas de un gran replanteamiento del islam para su apertura hacia las mujeres. [Los expertos musulmanes] están efectuando una relectura de los textos sagrados del islam, desde el Corán hasta los textos legales, en todas sus posibles alternativas".

Relecturas

(...) La "relectura" del Corán y de otros textos sagrados del islam, ¿va realmente a contribuir a "una apertura del islam hacia las mujeres"? Éstos son algunos de los textos de los que habría que efectuar una "relectura":
– Las mujeres son inferiores a los hombres, y deben ser gobernadas por éstos: "Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres porque Alá los ha hecho superiores a ellas" (Corán, 4: 34).

– El Corán compara a la mujer con un campo (tierra cultivable) a ser usado por el hombre según su voluntad: "Vuestras mujeres son vuestro campo de cultivo; id, pues, a vuestro campo de cultivo como queráis" (2: 223).

– También declara que el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre: "Y llamad para que sirvan de testigos a dos de vuestros hombres; y si no encontráis dos hombres, entonces, un hombre y dos mujeres que os parezcan aceptables como testigos, de modo que si una yerra, la otra subsane su error" (2: 282).

– Permite a los hombres casarse con hasta cuatro mujeres, y también tener sexo con esclavas: "Y si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces casaos con otras mujeres que os sean lícitas: dos, tres o cuatro; pero si teméis no ser capaces de tratarlas con equidad, entonces sólo con una, o con aquellas esclavas que sean de vuestra propiedad. Esto hará más probable que no os desviéis de la rectitud" (4: 3).

– Ordena que la herencia de un hijo debe ser el doble que la de una hija: "Con relación a la herencia de vuestros hijos, Alá os prescribe lo siguiente: al varón le corresponde el equivalente a la porción de dos hembras" (4: 11).

– Indica a los maridos que golpeen a sus esposas desobedientes: "Las mujeres virtuosas son las verdaderamente devotas, que guardan la intimidad que Alá ha ordenado que se guarde. Pero a aquellas cuya animadversión temáis, amonestadlas, y luego dejadlas solas en el lecho; luego pegadles" (4: 34).
Aisha, la más amada de las numerosas esposas de Mahoma, amonestó a las mujeres en forma muy clara: "Oh, mujeres, si conocierais los derechos que vuestros maridos tienen sobre vosotras, entonces cada una de vosotras limpiaría el polvo de los pies de su marido con su cara".

Puede ser que individualmente los musulmanes respeten y honren a las mujeres, pero el islam no lo hace.

(...)

El matrimonio infantil



El Corán da por sentada la existencia del matrimonio infantil en sus directivas sobre el divorcio. En las consideraciones acerca del periodo de espera requerido para determinar si la mujer está encinta, dice: "En cuanto a aquellas de vuestras mujeres que han pasado la edad de la menstruación, y aquellas que no la tienen, su período de espera será de tres meses" (Corán, 65: 4; la cursiva es mía). En otras palabras, aquí Alá está previendo un escenario donde la mujer prepúber no solamente está casada, sino en el cual su marido se divorcia de ella.

Una razón de la "revelación" de este versículo a Mahoma es que él mismo tenía una esposa niña: el Profeta "se casó con Aisha cuando ella era una niña de seis años, y él consumó ese matrimonio cuando ella tenía nueve años". Los matrimonios infantiles eran habituales en Arabia durante el siglo VII, y aquí nuevamente el Corán ha retomado una práctica que debía haber sido abandonada hace tiempo, otorgándole el carácter de una revelación divina.

El castigo corporal a las mujeres

Una vez se le dijo a Mahoma que "las mujeres se habían envalentonado con sus maridos", por lo cual él "concedió el permiso para que las golpearan". Cuando algunas mujeres se quejaron, Mahoma señaló: "Muchas mujeres han acudido a la familia de Mahoma para quejarse de sus maridos. Ellas no son de las mejores entre vosotras". Estaba disgustado con las mujeres que se quejaban, y no con los maridos que les pegaban. En otro momento, agrega: "A un hombre no se le debe preguntar por qué pega a su mujer".

Otro hadiz relata que en una ocasión una mujer acudió a Mahoma para pedir justicia. "Aisha dijo que la mujer [vino] usando un velo verde, [y se quejó a Aisha de su marido, y le mostró una mancha verde en su piel causada por golpes]. Entre las mujeres, era una costumbre el respaldarse mutuamente, por lo cual cuando llegó el Mensajero de Alá, Aisha dijo: 'Nunca he visto sufrir tanto a una mujer como a las mujeres creyentes. ¡Mira! ¡Su piel está más verde que su ropa!'".

(...)

Una oferta que no se puede rechazar

Mahoma destacaba el hecho de que las mujeres eran posesiones de sus maridos: "El Mensajero de Alá dijo: 'Si un marido convoca a su mujer a su cama [para tener relaciones sexuales] y ella se niega y provoca así que él se duerma enfadado, los ángeles la maldecirán hasta la mañana siguiente'". Esto se ha mantenido en la ley islámica: "El marido solamente está obligado a mantener a su mujer cuando ella se entregue o se ofrezca a él, lo que significa que le permita gozar en forma absoluta de su persona, y que no se niegue a tener sexo con él en cualquier momento del día o de la noche".

No deben salir solas

La ley islámica estipula que "el marido puede prohibir a su mujer salir de su casa", y que "una mujer no debe abandonar la ciudad sin estar acompañada por su marido o por algún miembro de su familia política, a menos que el viaje sea obligatorio, como el haj [la peregrinación a La Meca]. En otras circunstancias, es ilegal que ella viaje, o que el marido le permita hacerlo".

Según Amnistía Internacional, en Arabia Saudí "las mujeres [...] que caminen sin compañía, o que vayan en compañía de un hombre que no sea su marido ni tampoco un pariente cercano, corren el riesgo de ser arrestadas bajo sospecha de prostitución o de otras ofensas morales".

Maridos temporales

Para un hombre musulmán no hay nada tan sencillo como el divorcio. Todo lo que tiene que hacer es decirle a su mujer: "Me divorcio de ti", y el divorcio queda consumado. La aparente crudeza de esta disposición pareciera estar mitigada por este versículo del Corán: "Y si una mujer teme ser maltratada o abandonada por su marido, no incurrirán en falta si ambos se avienen a reconciliarse pacíficamente: pues lo mejor es la reconciliación" (Corán, 4: 128). Pero esta apelación al acuerdo no es un llamamiento a un encuentro entre iguales, al menos tal como es interpretado por la Hadiz. Aisha explica este versículo: "Se refiere a la mujer cuyo marido ya no quiere conservarla, sino que quiere divorciarse de ella y casarse con otra, y entonces ella le dice: 'Quédate conmigo y no te divorcies, y cásate con otra mujer, y no tienes que mantenerme ni dormir conmigo'".

La posibilidad de que un hombre se divorcie de su mujer en un rapto de ira y luego quiera reconciliarse con ella da pie a otra originalidad de la ley islámica: una vez que una mujer musulmana se ha divorciado tres veces del mismo marido, debe casarse y divorciarse de otro hombre antes de poder volver con el primero: "Cuando un hombre libre se ha divorciado tres veces, es ilegal que se vuelva a casar con la misma mujer antes de que ella se haya casado con otro en un matrimonio válido, y que el nuevo marido haya copulado con ella".

(...)

Esta indicación ha dado origen al fenómeno de los "maridos temporales". Después de que un marido se divorciara de su mujer en un arranque de resentimiento, estos hombres iban a "casarse" con la infortunada divorciada por una noche para permitirle volver con su marido y su familia.

Licencia profética

Cuando Mahoma ya tenía nueve esposas y numerosas concubinas, Alá le otorgó un permiso especial para tener tantas mujeres como quisiera: "¡Oh Profeta! Hemos hecho lícitas para ti a tus esposas, a las que has pagado sus dotes, así como a las que tu diestra mano posee procedentes del botín de guerra que Alá te ha concedido. Y [hemos hecho lícitas para ti] a las hijas de tus tíos y tías paternos, y a las hijas de tus tíos y tías maternos que hayan emigrado contigo [a Yazrib], y a cualquier mujer que libremente se ofrezca al Profeta y con la que el Profeta quiera casarse, esto sólo como privilegio tuyo, no de los demás creyentes" (Corán, 33: 50). Estas profecías tan convenientes son numerosas en el Corán; Alá incluso ordena a Mahoma que se case con la atractiva esposa divorciada de su hijo adoptivo (33: 37).

El deseo de Mahoma ha cosechado amargos frutos. Estos pasajes del Corán son sólo dos ejemplos de la profunda convicción de que las mujeres no pueden ser iguales a los hombres en cuanto a su dignidad como seres humanos, sino que son objetos concedidos a los hombres y usados por éstos. La poligamia, desde luego, está basada en esta suposición, y se va trasladando hacia el Oeste con el islam. La poligamia ha pasado a ser tan común entre los musulmanes de Gran Bretaña, que a finales de 2004 los británicos consideraron su reconocimiento a los efectos de la aplicación de los impuestos.

Esposas temporales

El islam chiita, (...) dominante en Irán, también permite tener "esposas temporales". Esto es una provisión para los hombres que quieren tener una compañía femenina por un corto periodo de tiempo. En un matrimonio temporal, o mut’a, la pareja firma un acuerdo matrimonial que es el habitual en todos los demás aspectos, salvo que incluye un límite de tiempo para el mismo. Una tradición de Mahoma estipula que un matrimonio temporal "debería durar tres noches, y si ellos quieren continuar pueden hacerlo, y si se quieren separar, también". No obstante, muchas de estas uniones no llegan a durar las tres noches.

La autorización de esta práctica se basa en una variante chiita de la lectura de un versículo del Corán (4: 24), así como (...) en este párrafo de los hadices: "Jabir ben Abdulá y Salama ben al-Akwa han relatado: cuando estábamos en el ejército, el Mensajero de Alá vino a nosotros y dijo: 'Vosotros tenéis la autorización para el mut’a (...), por lo tanto, realizadlo'". Los musulmanes sunníes, que constituyen el 85% del total, proclaman que luego Mahoma revocó esta provisión, pero los chiitas no están de acuerdo con esa medida. De todos modos, las esposas temporales tienden a congregarse en las ciudades sagradas chiitas, donde pueden ofrecer compañía a los seminaristas solitarios.

Violación: se necesitan cuatro testigos

La mayor amenaza para las mujeres reside en la concepción musulmana de la violación, en la medida en que se conjuga con las restricciones islámicas respecto a la validez del testimonio femenino. En un juicio, el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre (Corán, 2: 282).

Los teóricos de la ley islámica han restringido aún más la validez del testimonio femenino al limitarlo, en palabras de un manual legal (...), a "casos relativos a la propiedad o a transacciones referidas a propiedades, tales como las ventas". En otros casos solamente pueden testificar los hombres. En los casos de abuso sexual, se requieren cuatro testigos. Éstos deben poder aportar otros elementos aparte de la mera testificación de que se ha producido un hecho de fornicación, adulterio o violación; en este último caso, deben haber sido testigos presenciales.

Esta disposición tan peculiar como demoledora tiene su origen en un incidente de la vida de Mahoma, cuando su esposa Aisha fue acusada de infidelidad. La acusación conmocionó especialmente a Mahoma, porque Aisha era su esposa favorita. Pero en este caso, como en muchos otros, Alá acudió en ayuda de su Profeta, le reveló la inocencia de Aisha e instituyó la estipulación de los cuatro testigos requeridos para los pecados sexuales: "¿Cómo es que no presentan cuatro testigos para probar su imputación? Pues, ¡si no presentan dichos testigos, son ésos los que, ante Alá, son en verdad mentirosos!" (Corán, 24: 13).

Por consiguiente, es casi imposible probar una violación en los territorios que siguen los dictados de la sharia. Los hombres pueden cometer una violación con total impunidad: si niegan los cargos y no hay testigos, serán absueltos, porque el testimonio de la víctima es inadmisible. Peor aún, si una mujer acusa a un hombre de violación puede terminar incriminándose a sí misma. Si no se pueden encontrar los testigos masculinos requeridos, la acusación de violación de la víctima pasa a ser una admisión del adulterio. Esto explica el grave hecho de que hasta el 75% de las mujeres encarceladas en Pakistán lo están por el crimen de haber sido víctimas de una violación.

(...)

La circuncisión femenina

(...) no es una costumbre específicamente islámica, dado que existe en una cierta cantidad de grupos culturales y religiosos de África y del sur de Asia. Entre los musulmanes, prevalece principalmente en Egipto y su entorno. A pesar de que, en el mejor de los casos, hay escasas referencias a esta horrible práctica en el Corán o en los hadices, los musulmanes que la practican la revisten de un significado religioso. Un manual legal islámico establece que la circuncisión es requerida "tanto para los hombres como para las mujeres".

Para el jeque Mohamed Sayed Tantawi, el gran jeque de Al-Azhar, la circuncisión femenina es "una práctica loable que honra a las mujeres". En su carácter de gran imán de Al-Azhar, Tantawi es, según palabras de un periodista de la BBC, "la mayor autoridad espiritual de casi mil millones de musulmanes sunníes". Quizás a los ojos del jeque Tantawi el dolor que causa a sus víctimas la circuncisión femenina bien vale el resultado; la mayor parte de las autoridades concuerdan en que la circuncisión femenina está diseñada para reducir la respuesta sexual de la mujer, de modo tal que sea menos propensa a cometer adulterio.

Las perspectivas a largo plazo no son nada halagüeñas

Mientras los hombres continúen leyendo y creyendo en el Corán, las mujeres van a ser ciudadanas despreciadas de segunda clase, sujetas a la angustia y la deshumanización de la poligamia, a la amenaza de un divorcio fácil y arbitrario; y, lo que es aún peor, van a estar sometidas a golpes, a falsas acusaciones y a la pérdida de la práctica totalidad de las libertades humanas más elementales.

No se trata de fenómenos que se den en un grupo o en un partido, ni de forma efímera. Son las consecuencias de considerar el Corán como la palabra absoluta, perfecta y eternamente válida de Alá. En la medida en que los hombres sigan creyendo firmemente en el Corán, las mujeres estarán en peligro.

LA HERMOSURA DE LOS ANCIANOS ES SU VEJEZ

La hermosura de los ancianos es su vejez

La verdad de las técnicas modernas para darle una nueva apariencia a cada rostro, es que inconscientemente no queremos llegar a la edad cuando la piel comience a mostrar sus líneas de expresión; término conocido en el argot popular como arrugas. De modo, pues, que la gente trata de revertir el proceso de envejecimiento.

Así, los que van descubriendo flacidez en su piel comienzan a hacerse cirugías plásticas faciales, mientras que otros optan por el método de ponerse inyecciones con el fin de mantener la frescura de la juventud. Pero la verdad no puede ser tapada. La batalla por conservar nuestra apariencia juvenil está perdida.

El proceso de desgaste de nuestro cuerpo nos revela que hay tres etapas para cada vida: la niñez, la juventud y la vejez. De manera que en lugar de perder el tiempo y el dinero en lo inevitable, deberíamos dedicarnos a cultivar aquellas cualidades internas que son las que si permanecen y las que mejor hablan de nuestro rostro interno. Esto lo escribimos para reflexionar sobre lo que escribió Myron Taylor, cuando dijo: "El tiempo puede arrugar la piel, pero la preocupación, el odio y la pérdida de ideales arrugan el alma".

En el proverbio de hoy nos topamos con una sabiduría que debiera ser atendida por todos: “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29). Note usted que mientras a los jóvenes se les enaltece por su fuerza, la ancianidad es alabada porque en ella brota otro tipo de belleza. Es obvio que la “hermosura” a la que el sabio hace mención no es la que corresponde a la física, propia de la niñez y la juventud. Pero lo que él si quiere decirnos es que cada época, cada episodio de la vida, tiene su propio primor.

Si tomamos el ejemplo de la naturaleza podemos decir que una es la hermosura del árbol en sí, otra la de la flor, y la otra la del fruto. De igual manera la ancianidad tiene su propia estética llena de surcos de trabajo y de un caudal de experiencias. La vida es como las cuatro estaciones del año. Con la llegada del otoño, las hojas verdes y frescas de la primavera cambian de color. La producción de alimentos quedó cumplida durante el verano. Colores con matices brillantes, amarillos, anaranjados y rojos, dan al otoño una belleza comparable al verdor de la primavera.

Así también la hermosura y lozanía de lo que produjo la juventud, comienza a dar paso a la madurez, a las canas, a la experiencia y al consejo sabio, tan necesario para otras edades.
Pero en honor a la verdad, tenemos que admitir que no siempre se usa esa hermosura de los abuelos. El sentirse que ya sus fuerzas le han abandonado por el desgaste de los años; el que ya su presencia es como un estorbo para otros; el saber que ya no se sienten útiles para nada; o el vivir con el recuerdo de sus propias experiencias, sin que sean oídas, ahonda en ellos un estado de soledad, y esto les lleva a algunos a exclamar: “No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando mi fuerza se acabe...” (Salmo 71:9) Esa hermosura, reflejada bellamente en sus canas, debiera ser tomada en cada familia por el testimonio de sus años vividos, para ser una "biblioteca de consulta".

Los abuelos cumplen una función de continuidad y transmisión de tradiciones familiares. Nadie está en mejor condición que ellos para ayudar a los padres y a los nietos a comprender principios olvidados con demasiada frecuencia, y sin embargo tan esenciales para la conducción de la familia de hoy. Será por eso que alguien dijo que, "se aprende más de diez abuelos que de diez expertos en temas familiares". Nuestro mundo necesita la admonición y la orientación de los de edad avanzada. Sus canas y sus arrugas nos merecen respeto y admiración.Quisiéramos hacer con ellos hoy, lo que nos gustaría que hicieran con nosotros mañana.

El anciano(a) dio todo de sí mismo(a), ahora espera un poco de nosotros. Recordemos lo que nos dice otro proverbio a este respeto: "Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia" (Proverbios 16:31). Mas sin embargo, se espera que esa “corona de honra”, a la que debemos también encomiar, haya sido el producto de una vida que ha honrado debidamente a su Dios. Los que así han vivido, y se aprestan para ir a un pronto encuentro con Dios, les aguarda esta promesa: “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré" (Isaías 46:4)

Desconozco el autor

LA VIDA ES DEMASIADO BREVE PARA SER MEDIOCRE

La vida es demasiado breve para ser mediocre
Que la vida es breve, lo sabemos todos; quizá los jóvenes se imaginan que sí es larga, pero a la medida que pasan los años va penetrando en la mente la irrefutable sensación de que los años pasan, vuelan y no retornan.

Cuando una persona es abuelo por primera vez, es agridulce sorpresa, dulce por el nieto, agrio por lo de abuelo; pero... no hay más remedio que aceptarlo.

Ante esta realidad de la brevedad de la vida, muchos toman sus precauciones, se apresuran desde la juventud a sacarle jugo a la vida; creen con fe ciega que esa es la mejor forma de aprovechar la juventud; y en realidad hacen una sola cosa, dedicar los primeros años de la vida a hacer infeliz el resto de ella, hacen alianza con el vicio: la botella, la droga, el sexo, uno de ellos o los tres a la vez..., mejor los tres que uno; se triplica el placer.

No es infrecuente en estos jóvenes la pereza y el abandono en el estudio, la ligereza e inmadurez en el amor con toda clase de experiencias y el abandono de los restos de fe y valores morales de la infancia. La "ley", es el "placer"; a más placer más vida. Si uno es avanzado en años suele apresurarse aun más que los jóvenes, porque piensa: ‘Estoy haciéndome viejo y no he disfrutado lo suficiente; comamos y bebamos, que mañana moriremos’, en el famoso adagio latino "Carpe diem": "Sácale jugo a la vida"... Y dicho y hecho, se dan prisa en apurar las copas, porque la fiesta se acaba.

Pero algunos piensan que la vida es demasiado breve para ser pequeña, para ser mediocre; ellos también tienen prisa, pero otra clase de prisa y afán, y por eso, desde la misma juventud ponen las bases para hacer constructivo el resto de esa vida. No esperan a ser adultos para sentar cabeza y así: aprietan en el estudio, aunque les llamen nerds o algo parecido; no juegan con el amor, porque saben que se queman; no dan un puntapié a sus valores morales, porque saben que los necesitan. Si al llegar a la madurez se percatan de que van rezagados, aprietan el paso porque les queda menos tiempo para hacer algo grande en este mundo.

Y si han llegado a la tercera edad, y ven su tarea bastante incumplida en esta vida, se apresuran a hacer y completar lo que no hicieron en la juventud y en la madurez, porque saben, porque ven que ya no tendrán más tiempo y que, ahora o nunca.

Cuando llegan al final de la vida lo que se dieron prisa en divertirse y nada más, y los que se dieron prisa en cumplir su misión, ambos, miran hacia atrás; uno para decirse a sí mismo: ‘Más me valiera no haber nacido’, el otro para decir: ‘Valió la pena vivir’.

La vida es breve, para ti, para mí, para todos... ¿Cuál es tu prisa? ¿"Carpe diem" o "aprovecha el tiempo" porque la vida es demasiado breve para ser mediocre?

Si la vida es breve y además la maltratas, eres un pobre hombre. Se vive una vez, se cumplen quince años sólo una vez. Tu sabrás lo que haces con esta pequeña y corta vida. Eres libre de convertirla en lo que a tí te parezca.... pero no te librarás de juzgarla cuando ya sea demasiado tarde para enmendarla o mejorarla.

Algunos queremos llegar a ese juicio con la tranquilidad de saber que nos será feliz, grato y satisfactorio el resultado.

Y tú?
Fuente: Virtudes y valores. Autor: Mariano de Blas

Consignas

Tolstoi cuenta la historia de un hombre al que le fue prometida toda la tierra que pudiera abarcar caminando un día. Empezó a recorrer hasta quedar casi exahusto. Muy cerca ya de la meta, realizó un último esfuerzo, hasta caer muerto de agotamiento. Logró así toda la tierra que necesitaba: unos dos metros cuadrados.

martes, 8 de mayo de 2007

LAS ABUELAS DE JESUCRISTO

LAS ABUELAS DE JESÚS.-

¿QUIENES FUERON LAS ABUELAS DE JESÚS?

Un comienzo que nadie lee
Para entender a una persona, no es necesario conocer sus abuelas. Es verdad que nuestros antepasados influyen sobre nosotros. Pero un puñado de mujeres, distanciadas por varias generaciones y lejanas en varios siglos, ¿ayudan a entender el sentido de una vida? Sería una exageración afirmar eso.

En el caso de Jesús, no. Tuvo unas abuelas, es decir, unas antepasadas tan particulares, que al conocerlas empezamos a entender mejor su persona, su misión y su grandeza de Hijo de Dios.
San Mateo inicia de una forma real- mente extraña su evangelio. Con una larga lista de nombres, llamada "genealogía", de todos los antepasados de Jesús (Mt 1 , 1 -17).

Enfrentar de entrada al lector con semejante lista extensa y aburrida de personajes parece un recurso poco feliz de : Mateo. Incluso es posible que ninguno de nosotros haya leído jamás este pasaje del evangelio, pesado y aparentemente sin mayor sentido. Pero si lo analizamos, veremos que no es así. Porque en medio de esta cadena de 42 nombres masculinos, la presencia de cuatro lejanas mujeres, las únicas cuatro antepasadas de Jesús que se nombran, proyecta uno de los mensajes más emotivos del Nuevo Testamento.

La importancia de tener abuelos

Las genealogías en la antigüedad eran muy importantes. Allí estaban todo el 1 registro de la ascendencia familiar. Aun hoy, entre nosotros, hay gente que conser- va con orgullo su árbol genealógico. Pero para los judíos eran aún más importantes, porque entre ellos resultaba indispensable demostrar la pureza de la raza. Poseer mezcla de sangre extranjera, es decir, tener a un no judío entre sus antepasados, significaba perder los derechos como miembro del pueblo de Dios.

Por ejemplo, si alguien quería ser sacerdote, debía mostrar que su línea genealógica descendía directamente del sacerdote Aarón, hermano de Moisés. Si alguien tenía la pretensión de ser rey, debía probar que pertenecía a la familia del rey David. Cuando alguno quería casarse, debía documentar la pureza racial de su futura esposa por lo menos desde cinco generaciones.
Sabemos que el mismo Herodes el Grande, que gobernaba el país en tiempos de Jesús, fue siempre despreciado por el pueblo debido a que tenía, heredada de sus antepasados, sangre del pueblo edomita. Este hecho llegó a fastidiarlo tanto, que ordenó en una oportunidad destruir todos los archivos de registros oficiales del país para que nadie pudiera demostrar que poseía una línea de antepasados más pura que la suya.

Tres etapas de la vida.

San Mateo, que escribe su evangelio para los judíos, quiere presentar a Jesús como el Mesías esperado, y por eso piensa que lo mejor es comenzar con una genealogía. Para ello elaboró cuidadosamente una lista, ordenada, meditada y pensada con todo detalle.
En primer lugar dividió a todos los antepasados de Jesús en tres grupos, según tres etapas importantes de la historia judía.

Un primer grupo, que va desde Abraham hasta el rey David (v. 2-6). Un segundo grupo, desde David hasta el destierro del pueblo en Babilonia (v. 6-11 ). y un tercer grupo de nombres, desde el destierro hasta la llegada de Jesucristo (v. 12-16). r
En estas tres secciones de nombres, el escritor sagrado quiso representar las ( tres etapas de la vida de toda persona.

Las lecciones de la historia.

Con la primera etapa, mostró que todo hombre nace para la grandeza. Por eso culmina con el rey David, el rey más grande de Israel, y el hombre que llevó al pueblo hebreo a su máximo esplendor y lo convirtió en una potencia mundial. Según Mateo, pues, todo hombre nace esencialmente para ser rey.

Con la segunda sección, quiso enseñar que todo hombre pierde su grandeza cuando peca, y que siempre terminará esclavo de sus malos actos. Por eso este grupo concluye con la esclavitud de Babilonia. Es la etapa de la vergüenza, el desastre y la tragedia de la nación hebrea.

Con la tercera sección muestra que el hombre recupera su grandeza gracias al Hijo de Dios. Por eso esta cadena termina en Jesucristo, la persona que liberó a los hombres de su esclavitud. Según nuestro evangelista, pues, Dios no permite que el final de la historia sea trágico. En Jesucristo toda desgracia puede convertirse en triunfo.

El Mesías escondido.

Mateo utiliza un segundo juego de números en su genealogía. Si contamos los nombres que van desde Abraham a David, de David a la esclavitud, y de la esclavitud hasta Jesucristo, en todos los casos da la cifra 14. El mismo lo dice al final: "El total de generaciones son: desde Abraham a
David 14 generaciones; desde David hasta el destierro 14 generaciones; desde el destierro hasta Cristo 14 generaciones"(1,17).

Esto no es posible. Mateo debió suprimir varios nombres para obtener esa cifra. Entre Fares y Naasón, por ejemplo, no puede haber sólo tres personas para cubrir los 430 años que según el libro del Exodo duró la esclavitud de Egipto. Tampoco pueden sólo dos ascendientes llenar los tres siglos que van de Salmón a Jesé.
¿Por qué razón utiliza, pues, artificialmente el número 14?

Para entenderlo hay que explicar una característica de la lengua hebrea. Mientras en castellano escribimos los números con ciertos signos (1,2,3), y las letras con otros diferentes (a,b,c), en hebreo se emplean las mismas letras para escribir los números. El1 es la misma letra "a"; el 2, la "b", etc.
Así, si sumamos las letras de cualquier palabra hebrea puede obtenerse siempre una cifra, llamada "gemátrica".
Ahora bien, según estos cálculos, muy conocidos y difundidos entre los judíos, el número gemátrico del rey David era justamente e114, ya que en sus letras tenemos: D (=4) + V (=6) + D (=4) =14.
Agrupando los nombres en 14, Mateo encontró una elegante e ingeniosa manera de decir a los judíos que Jesús era descendiente de David, y por lo tanto el verdadero Mesías. Más aún, al reunirlos en 3 listas de 14, como el 3 simbólicamente significa "totalidad", el evangelista quiso decir que Jesús es el 'triple David", y por lo tanto el Mesías total, el auténtico y verdadero descendiente de David.

No apta para mujeres

Pero lo realmente asombroso de esta genealogía, es que Mateo incluyó el nombre de cuatro mujeres.
En la lista de antepasados de los grandes personajes nunca figuraban las madres. La mujer en tiempos de Jesús no ejercía derechos legales, ni servía para testimoniar ninguna constancia.

No era considerada una persona sino una "cosa", propiedad de su padre, o de su esposo, y carecía de importancia en la sociedad, donde no contaba para nada. Esto lo vemos, por ejemplo, cuando al relatar la multiplicación de los panes por Jesús, dice el evangelio que fue ante una verdadera muchedumbre, compuesta por "unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños" (Mt 14,21 ).
Era tal el desprecio por el sexo femenino en la antigüedad, que todo buen judío al levantarse por la mañana daba gracias a Dios por tres cosas: por no haber nacido pagano, por no haber nacido esclavo, y por no haber nacido mujer.

En las listas genealógicas de la Biblia no suelen aparecer las mujeres. Por eso la presencia de nombres femeninos en la de Jesús es un hecho sorprendente y revolucionario. y si indagamos quiénes fueron estas mujeres, su aparición nos deja aún más estupefactos. Ellas son: Tamar, la incestuosa (v. 3); Rahab, la prostituta (v.5); Rut la excomulgada (v.5); y Betsabé, la adúltera (v. 6).
La abuela Tamar

La primera antepasada de Jesús que Mateo menciona es Tamar. Su historia aparece en Génesis 38. Se casó muy joven con Er, y enviudó poco después sin tener hijos. Según una ley de aquel tiempo llamada "levirato", su cuñado debía tener relaciones con ella para dejarle un hijo, que sería de su difunto esposo. Así, éste no quedaría sin descendencia, ya que no había peor desgracia para alguien que morir sin hijos.
Su cuñado Onán se casó, pues, con Tamar, pero convivía con ella evitando los hijos. Finalmente también murió, y Tamar, dos veces viuda, siguió sin hijos.

Judá, el padre de los dos muchachos, sospechando que ella era una mujer fatídica, se negó a entregarle su tercer hijo como esposo. No quería perder al último que quedaba.
Entonces Tamar planeó una estratagema. Un día, disfrazada de prostituta, se sentó junto a un cruce de caminos justo cuando pasaba su suegro. Este, confundiéndola, le prometió un cabrito a cambio de sus favores, y como seña le dejó su bastón, su cinturón y su sello identificatorio. Cuando más tarde él le envió el cabrito como pago, ella ya no estaba, y no hallaron ni noticias de ninguna prostituta en ese lugar .

Pero de esta unión ella quedó embarazada. Al enterarse Judá de que su nuera esperaba un hijo, se enfureció, y avergonzado exclamó: "Sáquenla de la casa y quémenla viva"' Tamar, entonces, activó la segunda parte de su plan. Envió un mensaje a su suegro: "El dueño de este bastón, este cinturón y este sello es el padre del hijo que espero en mis entrañas."
Así consiguió un hijo Tamar. Y así salvó su vida. ¿Mujer perversa o astuta? Lo cierto es que Mateo puso el escandaloso nombre de Tamar entre los antepasados de Jesús.

La abuela Rahab

La segunda mujer mencionada es Rahab. Su historia es una historia de espionaje militar, durante la época de la conquista (Josué 21 )o
Cuando Josué, caudillo del ejército de Israel, llegó a las puertas de la tierra prometida, se encontró con la ciudad de Jericó. Para saber si era posible tomarla o no, envió unos espías a explorar. Ellos se alojaron en casa de Rahab, una prostituta de )a ciudad.

Descubiertos por la policía local, la mujer los escondió y los ayudó a huir, descolgándolos con unas cuerdas por la ventana de las murallas. Pero antes, les pidió que el ejército hebreo respetara la vida de ella y la de su familia al tomar la ciudad. Ellos aceptaron, y le ordenaron atar una cinta roja a los barrotes de la ventana para identificar la casa.

El asalto a la ciudad fue tremendo. Los soldados de Josué destruyeron y saquearon Jericó, y todos sus habitantes fueron asesi nados. Pero Rahab salvó su vida y la de su d familia como había convenido con los a espías. Poco después Rahab llegó a estar e entre las antepasadas de Jesús. Y Mateo h no se olvidó de colocar su nombre en la genealogía.

La abuela Rut

Era una muchacha moabita, es decir , del país de Moab (Rut 1-4)" Conoció el amor desde muy jovencita. Pero también el dolor y la soledad, ya que enviudó sin haber tenido hijos"
A partir de entonces fue un ejemplo de fidelidad a su suegra Noemí, a la que acompañó siempre para ayudarla. Fue una mujer de trabajo, muy sacrificada para ganarse el pan.
Más tarde volvió a conocer el amor en la persona de Booz. Vivió, entonces, un segundo idilio en los campos de Belén. Y halló- finalmente la felicidad, I como premio a su trabajo, su abnegación y su fidelidad.

Pero si bien su moral era intachable, tenía algo vergonzoso para cualquier judío: era extranjera. Peor aún, pertenecía a los moabitas, uno de los pueblos más odiados por los judíos" Tan despreciables eran, que la misma Ley judía los había excomulgado para siempre, y no se les permitía jamás formar parte de la fe de Israel.

El mismo libro del Deuteronomio mandaba: “Los moabitas no serán admitidos en la asamblea de Yahvé ni aun en la décima generación- No serán admitidos nunca jamás"
Esta mujer. excomulgada y despreciada. fue elegida por Mateo para figurar entre las predecesoras de Jesús.

La abuela Betsabé

Era una mujer hitita, esposa de Urías, oficial del rey David (2 Sm 11 ). Vivía con su esposo en Jerusalén, cerca del palacio del rey.
Era muy hermosa, tan hermosa que el rey David se enamoró perdidamente de ella. Aprovechando que Urías había marchado a la guerra el rey mandó a llamarla al palacio.
Ella, entonces, quedó embarazada. Para evitar el escándalo, David hizo venir al Urías del frente de batalla y le dio unos días de vacaciones en su casa, a fin de que éste conviviera con su mujer un tiempo razonable y cubriera las apariencias. Pero Urías se opuso a este privilegio, sabiendo ( que sus soldados estaban en plena guerra. )

Ante esto, el rey hizo que lo mandaran ( nuevamente a la lucha, a la zona más fragorosa y de mayor peligro. Así murió Urías, y David pudo quedarse con Betsabé.
Tiempo después un profeta, mediante una conmovedora parábola le hizo ver a David su crimen y su gravísimo pecado. David, humildemente, reconoció su culpa, se arrepintió y pidió perdón.

Betsabé proporcionó a David mucho amor. Pero también muchas intrigas, celos, lágrimas y dolor. y Mateo ubicó a esta mujer como la cuarta antecesora de Jesús.

Los parientes pobres

Estas son las únicas cuatro abuelas de Jesús que comparecen en su genealogía. Cuatro mujeres de distintos siglos, en ( medio de la cadena masculina. Si Mateo hubiera buscado con mayor ahínco en todo el Antiguo Testamento, no habría podido encontrar cuatro personajes más indignos , de ser antepasados del Señor.

Resulta en verdad asombroso hallarlas en este lugar. Una genealogía era, para los antiguos, su motivo de orgullo, la razón de su honra y renombre. AQuí, en cambio, semejantes mujeres no son sino causa de vergüenza.

Con la genealogía uno demostraba provenir de personajes importantes y famosos del pasado. Aquí se demuestra Que Jesús proviene también de la miseria humana.
Sin embargo hay un gesto de gran delicadeza en la mención de estas mujeres por Mateo. Se trata de un recuerdo intencional.

Es como si de entrada quisiera dejar en claro cuál fue la misión de Jesús, y su programa de vida. Más allá de su historia personal, estas abuelas suyas tienen una realidad simbólica Que las trasciende. En el amor y el dolor, en el pecado y en la alegría, en el perdón de cada una, se nos retrata la historia de la humanidad peregrinante y sufriente, pecadora y esperanzada, la gran familia de la Que forma parte el Señor.

El evangelista Quiso mostrar Que Jesús no se avergonzó jamás de sus parientes, ni de contar entre su familia a grandes peca- dores. A todos los aceptó así como fueron. Ya todos los estrechó en un abrazo, eterno, único, sentido, como no Queriendo soltarlos jamás. Y que Mateo se encargó de registrar en su genealogía, para siempre.