martes, 8 de mayo de 2007

LAS ABUELAS DE JESUCRISTO

LAS ABUELAS DE JESÚS.-

¿QUIENES FUERON LAS ABUELAS DE JESÚS?

Un comienzo que nadie lee
Para entender a una persona, no es necesario conocer sus abuelas. Es verdad que nuestros antepasados influyen sobre nosotros. Pero un puñado de mujeres, distanciadas por varias generaciones y lejanas en varios siglos, ¿ayudan a entender el sentido de una vida? Sería una exageración afirmar eso.

En el caso de Jesús, no. Tuvo unas abuelas, es decir, unas antepasadas tan particulares, que al conocerlas empezamos a entender mejor su persona, su misión y su grandeza de Hijo de Dios.
San Mateo inicia de una forma real- mente extraña su evangelio. Con una larga lista de nombres, llamada "genealogía", de todos los antepasados de Jesús (Mt 1 , 1 -17).

Enfrentar de entrada al lector con semejante lista extensa y aburrida de personajes parece un recurso poco feliz de : Mateo. Incluso es posible que ninguno de nosotros haya leído jamás este pasaje del evangelio, pesado y aparentemente sin mayor sentido. Pero si lo analizamos, veremos que no es así. Porque en medio de esta cadena de 42 nombres masculinos, la presencia de cuatro lejanas mujeres, las únicas cuatro antepasadas de Jesús que se nombran, proyecta uno de los mensajes más emotivos del Nuevo Testamento.

La importancia de tener abuelos

Las genealogías en la antigüedad eran muy importantes. Allí estaban todo el 1 registro de la ascendencia familiar. Aun hoy, entre nosotros, hay gente que conser- va con orgullo su árbol genealógico. Pero para los judíos eran aún más importantes, porque entre ellos resultaba indispensable demostrar la pureza de la raza. Poseer mezcla de sangre extranjera, es decir, tener a un no judío entre sus antepasados, significaba perder los derechos como miembro del pueblo de Dios.

Por ejemplo, si alguien quería ser sacerdote, debía mostrar que su línea genealógica descendía directamente del sacerdote Aarón, hermano de Moisés. Si alguien tenía la pretensión de ser rey, debía probar que pertenecía a la familia del rey David. Cuando alguno quería casarse, debía documentar la pureza racial de su futura esposa por lo menos desde cinco generaciones.
Sabemos que el mismo Herodes el Grande, que gobernaba el país en tiempos de Jesús, fue siempre despreciado por el pueblo debido a que tenía, heredada de sus antepasados, sangre del pueblo edomita. Este hecho llegó a fastidiarlo tanto, que ordenó en una oportunidad destruir todos los archivos de registros oficiales del país para que nadie pudiera demostrar que poseía una línea de antepasados más pura que la suya.

Tres etapas de la vida.

San Mateo, que escribe su evangelio para los judíos, quiere presentar a Jesús como el Mesías esperado, y por eso piensa que lo mejor es comenzar con una genealogía. Para ello elaboró cuidadosamente una lista, ordenada, meditada y pensada con todo detalle.
En primer lugar dividió a todos los antepasados de Jesús en tres grupos, según tres etapas importantes de la historia judía.

Un primer grupo, que va desde Abraham hasta el rey David (v. 2-6). Un segundo grupo, desde David hasta el destierro del pueblo en Babilonia (v. 6-11 ). y un tercer grupo de nombres, desde el destierro hasta la llegada de Jesucristo (v. 12-16). r
En estas tres secciones de nombres, el escritor sagrado quiso representar las ( tres etapas de la vida de toda persona.

Las lecciones de la historia.

Con la primera etapa, mostró que todo hombre nace para la grandeza. Por eso culmina con el rey David, el rey más grande de Israel, y el hombre que llevó al pueblo hebreo a su máximo esplendor y lo convirtió en una potencia mundial. Según Mateo, pues, todo hombre nace esencialmente para ser rey.

Con la segunda sección, quiso enseñar que todo hombre pierde su grandeza cuando peca, y que siempre terminará esclavo de sus malos actos. Por eso este grupo concluye con la esclavitud de Babilonia. Es la etapa de la vergüenza, el desastre y la tragedia de la nación hebrea.

Con la tercera sección muestra que el hombre recupera su grandeza gracias al Hijo de Dios. Por eso esta cadena termina en Jesucristo, la persona que liberó a los hombres de su esclavitud. Según nuestro evangelista, pues, Dios no permite que el final de la historia sea trágico. En Jesucristo toda desgracia puede convertirse en triunfo.

El Mesías escondido.

Mateo utiliza un segundo juego de números en su genealogía. Si contamos los nombres que van desde Abraham a David, de David a la esclavitud, y de la esclavitud hasta Jesucristo, en todos los casos da la cifra 14. El mismo lo dice al final: "El total de generaciones son: desde Abraham a
David 14 generaciones; desde David hasta el destierro 14 generaciones; desde el destierro hasta Cristo 14 generaciones"(1,17).

Esto no es posible. Mateo debió suprimir varios nombres para obtener esa cifra. Entre Fares y Naasón, por ejemplo, no puede haber sólo tres personas para cubrir los 430 años que según el libro del Exodo duró la esclavitud de Egipto. Tampoco pueden sólo dos ascendientes llenar los tres siglos que van de Salmón a Jesé.
¿Por qué razón utiliza, pues, artificialmente el número 14?

Para entenderlo hay que explicar una característica de la lengua hebrea. Mientras en castellano escribimos los números con ciertos signos (1,2,3), y las letras con otros diferentes (a,b,c), en hebreo se emplean las mismas letras para escribir los números. El1 es la misma letra "a"; el 2, la "b", etc.
Así, si sumamos las letras de cualquier palabra hebrea puede obtenerse siempre una cifra, llamada "gemátrica".
Ahora bien, según estos cálculos, muy conocidos y difundidos entre los judíos, el número gemátrico del rey David era justamente e114, ya que en sus letras tenemos: D (=4) + V (=6) + D (=4) =14.
Agrupando los nombres en 14, Mateo encontró una elegante e ingeniosa manera de decir a los judíos que Jesús era descendiente de David, y por lo tanto el verdadero Mesías. Más aún, al reunirlos en 3 listas de 14, como el 3 simbólicamente significa "totalidad", el evangelista quiso decir que Jesús es el 'triple David", y por lo tanto el Mesías total, el auténtico y verdadero descendiente de David.

No apta para mujeres

Pero lo realmente asombroso de esta genealogía, es que Mateo incluyó el nombre de cuatro mujeres.
En la lista de antepasados de los grandes personajes nunca figuraban las madres. La mujer en tiempos de Jesús no ejercía derechos legales, ni servía para testimoniar ninguna constancia.

No era considerada una persona sino una "cosa", propiedad de su padre, o de su esposo, y carecía de importancia en la sociedad, donde no contaba para nada. Esto lo vemos, por ejemplo, cuando al relatar la multiplicación de los panes por Jesús, dice el evangelio que fue ante una verdadera muchedumbre, compuesta por "unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños" (Mt 14,21 ).
Era tal el desprecio por el sexo femenino en la antigüedad, que todo buen judío al levantarse por la mañana daba gracias a Dios por tres cosas: por no haber nacido pagano, por no haber nacido esclavo, y por no haber nacido mujer.

En las listas genealógicas de la Biblia no suelen aparecer las mujeres. Por eso la presencia de nombres femeninos en la de Jesús es un hecho sorprendente y revolucionario. y si indagamos quiénes fueron estas mujeres, su aparición nos deja aún más estupefactos. Ellas son: Tamar, la incestuosa (v. 3); Rahab, la prostituta (v.5); Rut la excomulgada (v.5); y Betsabé, la adúltera (v. 6).
La abuela Tamar

La primera antepasada de Jesús que Mateo menciona es Tamar. Su historia aparece en Génesis 38. Se casó muy joven con Er, y enviudó poco después sin tener hijos. Según una ley de aquel tiempo llamada "levirato", su cuñado debía tener relaciones con ella para dejarle un hijo, que sería de su difunto esposo. Así, éste no quedaría sin descendencia, ya que no había peor desgracia para alguien que morir sin hijos.
Su cuñado Onán se casó, pues, con Tamar, pero convivía con ella evitando los hijos. Finalmente también murió, y Tamar, dos veces viuda, siguió sin hijos.

Judá, el padre de los dos muchachos, sospechando que ella era una mujer fatídica, se negó a entregarle su tercer hijo como esposo. No quería perder al último que quedaba.
Entonces Tamar planeó una estratagema. Un día, disfrazada de prostituta, se sentó junto a un cruce de caminos justo cuando pasaba su suegro. Este, confundiéndola, le prometió un cabrito a cambio de sus favores, y como seña le dejó su bastón, su cinturón y su sello identificatorio. Cuando más tarde él le envió el cabrito como pago, ella ya no estaba, y no hallaron ni noticias de ninguna prostituta en ese lugar .

Pero de esta unión ella quedó embarazada. Al enterarse Judá de que su nuera esperaba un hijo, se enfureció, y avergonzado exclamó: "Sáquenla de la casa y quémenla viva"' Tamar, entonces, activó la segunda parte de su plan. Envió un mensaje a su suegro: "El dueño de este bastón, este cinturón y este sello es el padre del hijo que espero en mis entrañas."
Así consiguió un hijo Tamar. Y así salvó su vida. ¿Mujer perversa o astuta? Lo cierto es que Mateo puso el escandaloso nombre de Tamar entre los antepasados de Jesús.

La abuela Rahab

La segunda mujer mencionada es Rahab. Su historia es una historia de espionaje militar, durante la época de la conquista (Josué 21 )o
Cuando Josué, caudillo del ejército de Israel, llegó a las puertas de la tierra prometida, se encontró con la ciudad de Jericó. Para saber si era posible tomarla o no, envió unos espías a explorar. Ellos se alojaron en casa de Rahab, una prostituta de )a ciudad.

Descubiertos por la policía local, la mujer los escondió y los ayudó a huir, descolgándolos con unas cuerdas por la ventana de las murallas. Pero antes, les pidió que el ejército hebreo respetara la vida de ella y la de su familia al tomar la ciudad. Ellos aceptaron, y le ordenaron atar una cinta roja a los barrotes de la ventana para identificar la casa.

El asalto a la ciudad fue tremendo. Los soldados de Josué destruyeron y saquearon Jericó, y todos sus habitantes fueron asesi nados. Pero Rahab salvó su vida y la de su d familia como había convenido con los a espías. Poco después Rahab llegó a estar e entre las antepasadas de Jesús. Y Mateo h no se olvidó de colocar su nombre en la genealogía.

La abuela Rut

Era una muchacha moabita, es decir , del país de Moab (Rut 1-4)" Conoció el amor desde muy jovencita. Pero también el dolor y la soledad, ya que enviudó sin haber tenido hijos"
A partir de entonces fue un ejemplo de fidelidad a su suegra Noemí, a la que acompañó siempre para ayudarla. Fue una mujer de trabajo, muy sacrificada para ganarse el pan.
Más tarde volvió a conocer el amor en la persona de Booz. Vivió, entonces, un segundo idilio en los campos de Belén. Y halló- finalmente la felicidad, I como premio a su trabajo, su abnegación y su fidelidad.

Pero si bien su moral era intachable, tenía algo vergonzoso para cualquier judío: era extranjera. Peor aún, pertenecía a los moabitas, uno de los pueblos más odiados por los judíos" Tan despreciables eran, que la misma Ley judía los había excomulgado para siempre, y no se les permitía jamás formar parte de la fe de Israel.

El mismo libro del Deuteronomio mandaba: “Los moabitas no serán admitidos en la asamblea de Yahvé ni aun en la décima generación- No serán admitidos nunca jamás"
Esta mujer. excomulgada y despreciada. fue elegida por Mateo para figurar entre las predecesoras de Jesús.

La abuela Betsabé

Era una mujer hitita, esposa de Urías, oficial del rey David (2 Sm 11 ). Vivía con su esposo en Jerusalén, cerca del palacio del rey.
Era muy hermosa, tan hermosa que el rey David se enamoró perdidamente de ella. Aprovechando que Urías había marchado a la guerra el rey mandó a llamarla al palacio.
Ella, entonces, quedó embarazada. Para evitar el escándalo, David hizo venir al Urías del frente de batalla y le dio unos días de vacaciones en su casa, a fin de que éste conviviera con su mujer un tiempo razonable y cubriera las apariencias. Pero Urías se opuso a este privilegio, sabiendo ( que sus soldados estaban en plena guerra. )

Ante esto, el rey hizo que lo mandaran ( nuevamente a la lucha, a la zona más fragorosa y de mayor peligro. Así murió Urías, y David pudo quedarse con Betsabé.
Tiempo después un profeta, mediante una conmovedora parábola le hizo ver a David su crimen y su gravísimo pecado. David, humildemente, reconoció su culpa, se arrepintió y pidió perdón.

Betsabé proporcionó a David mucho amor. Pero también muchas intrigas, celos, lágrimas y dolor. y Mateo ubicó a esta mujer como la cuarta antecesora de Jesús.

Los parientes pobres

Estas son las únicas cuatro abuelas de Jesús que comparecen en su genealogía. Cuatro mujeres de distintos siglos, en ( medio de la cadena masculina. Si Mateo hubiera buscado con mayor ahínco en todo el Antiguo Testamento, no habría podido encontrar cuatro personajes más indignos , de ser antepasados del Señor.

Resulta en verdad asombroso hallarlas en este lugar. Una genealogía era, para los antiguos, su motivo de orgullo, la razón de su honra y renombre. AQuí, en cambio, semejantes mujeres no son sino causa de vergüenza.

Con la genealogía uno demostraba provenir de personajes importantes y famosos del pasado. Aquí se demuestra Que Jesús proviene también de la miseria humana.
Sin embargo hay un gesto de gran delicadeza en la mención de estas mujeres por Mateo. Se trata de un recuerdo intencional.

Es como si de entrada quisiera dejar en claro cuál fue la misión de Jesús, y su programa de vida. Más allá de su historia personal, estas abuelas suyas tienen una realidad simbólica Que las trasciende. En el amor y el dolor, en el pecado y en la alegría, en el perdón de cada una, se nos retrata la historia de la humanidad peregrinante y sufriente, pecadora y esperanzada, la gran familia de la Que forma parte el Señor.

El evangelista Quiso mostrar Que Jesús no se avergonzó jamás de sus parientes, ni de contar entre su familia a grandes peca- dores. A todos los aceptó así como fueron. Ya todos los estrechó en un abrazo, eterno, único, sentido, como no Queriendo soltarlos jamás. Y que Mateo se encargó de registrar en su genealogía, para siempre.

2 comentarios:

webmaster tmarin dijo...

Es impresionante la lucha que ha llevado y lleva el hecho de ser mujer ...muy interesante el texto.
Un abrazo...Tere Marin

....La antropología nos dice cómo hemos ido evolucionando los seres humanos, la evolución de los genes marca la diferencia entre el hombre y la mujer. ¿Hacia dónde va el ser humano?, la creación se está hacidndo de cada momento, no ha sido terminada. Seguimos evolucionando y cada uno de nosotros/as, mujeres y hombres, tenemos que contribuir aprovechando nuestgras diferencias, con la grandeza infinita de la creación .
(Del libro LA IMPORTANCIA DE SER MUJER de M.A.Cornejo)

Pais Vasco-Ibasque dijo...

Gracias a Tere he visto esta entrada. Impresionante documento y muy bien escrito. No sé como pero quiero que esta entrada siga su cursos por otros lares. Con tu permiso trataré de alojarla en mi blog y otros (citando la fuente, por supuesto)
Solo me queda un desconsuelo: hablas de que en la antigüedad los judíos consideraban a la mujer una "cosa. Me da que en la actualidad en la ortodoxia judia sigue siendo exactamente igual. A las leyes y hechos actuales me remito.
juan (www.ibasque.com)