martes, 10 de julio de 2007







El culo perfecto es posible


10.07.07 En una gran mayoría de hombres se fijan en él. Es un gran atractivo del cuerpo femenino. Suele gustar levantadito, respingón. Puede que muchas de las mujeres que lo tengan perfecto no sea por obra de la genética o de la naturaleza...


No es necesario apelar a las prótesis ni a los procedimientos quirúrgicos. Mediante la introducción de hilos de poliamida trenzada, a través de mini incisiones, los glúteos se levantan hasta 3 cm.


Los glúteos caídos también llamados “tristes” pueden ser modificados a través de esta técnica de modelación y lifting con hilos de sostén, que se realiza en consultorio, con todas las medidas pertinentes y en un lapso relativamente breve. El procedimiento es ambulatorio e indoloro y los resultados son instantáneos y naturales.


Con esta técnica se eleva la línea subglútea hasta 2-3 centímetros y se produce un efecto elongador de los miembros inferiores.


Características de la técnica


1- No requiere internación, es un tratamiento ambulatorio


2- No suelen presentarse edema, ni lesiones cutáneas, sólo costritas en los sitios de las microincisiones.


3- La edad está comprendida entre los 35 y 55 años.


4- Los resultados son inmediatos ya que eleva instantáneamente los glúteos finalizada la intervención.


5- Mejora la flaccidez de la región glútea.


6- Si la caída de glúteos va acompañada de celulitis y/o adiposidad localizada, estas dos patologías pueden corregirse con diferentes tratamientos.


7- Los puntos de incisión desaparecen en 10-15 días aproximadamente, en la medida que se resuelva el edema y la inflamación propia del proceso de intervención.


¿Será real ese trasero en el que usted se fijo ayer?

martes, 3 de julio de 2007

EL ABORTO SE HA DUPLICADO

La tasa de aborto entre las adolescentes españolas casi se ha duplicado en una década

03.07.07 17:40. Archivado en Salud

(PD / Agencias).- La tasa de aborto entre las adolescentes españolas ha aumentado más de un 80% en la última década, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que constata que las interrupciones del embarazo crecieron principalmente entre mujeres activas mientras los índices entre las que carecían de ingresos propios se mantuvieron igual.

El estudio Determinantes sociales de la interrupción del embarazo en España, elaborado por Margarita Delgado y Laura Barrios, analiza el periodo entre 1991 y el 2001, cuando el número total de abortos pasó de 41.910 a 69.857. Las tasas de abortos entre adolescentes de entre 15 y 19 años fueron las que registraron un mayor incremento, seguido por el colectivo de jóvenes de entre 20 y 25 años.

De hecho, entre ambos tramos de edad suman el 40% de los abortos que se registran en España, una cifra que ha permanecido estable en el periodo analizado. El tramo de edad con mayor número de abortos es entre 20 y 24 años, tanto en 1991 (11.613) como en el 2001 (19.555).
Multiplicado por 1,82

En número absolutos, el número de interrupciones de embarazo entre las adolescentes pasó de 5.441 en 1991 a 9.918 en el 2001. Es decir, se ha multiplicado por 1,82, la mayor cifra de todos los tramos de edad, seguido del de personas de entre 25 y 29 años (1,69) y el de 20 y 24 años (1,68).

Además, cabe destacar que la población de adolescentes en ese periodo ha disminuido entre ambas fechas, por lo que el impacto del aborto es mayor, según han explicado las autoras del estudio.

El contexto internacional

En el contexto internacional, el análisis compara los datos de España con Rumanía, Rusia, República Checa, Hungría, EEUU, Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Finlandia, Alemania y Austria.

En el tramo de edad de entre 15 y 19 años, en 1990 España fue el país con un porcentaje más bajo de embarazos finalizados en aborto: en torno al 20%, a gran distancia de su inmediato seguidor, Italia, que se acercaba al 40%, o Suecia y Dinamarca con valores superiores al 60%.
Reincidencia y situación laboral

Respecto al número de embarazos que concluyó en aborto entre mujeres de entre 20 y 24 años, que en 1990 era de un 10% y en 1999 llegaba al 31%, por encima de Francia, Finlandia, Reino Unido, Dinamarca o EEUU y solo superado por Suecia, Hungría y Rumanía. También ha aumentado la reincidencia, ya que las adolescentes que han abortado dos veces han pasado del 7,1% en 1991 a 8,5% en el 2001.

Respecto a la situación laboral, el estudio refleja que es uno de los determinantes que revela de "manera más clara su influencia sobre el aborto". Así, en 1991, el 51% de las mujeres que abortaban tenían actividad remunerada frente al 10%, que eran paradas, y el 37%, inactivas. Diez años después, el 57% eran ocupadas, el 13% paradas, el 13% estudiantes y el 12,5% se dedicaba a sus labores.




























































lunes, 2 de julio de 2007

LA HERMOSURA DE LOS ANCIANOS

La hermosura de los ancianos es su vejez

La verdad de las técnicas modernas para darle una nueva apariencia a cada rostro, es que inconscientemente no queremos llegar a la edad cuando la piel comience a mostrar sus líneas de expresión; término conocido en el argot popular como arrugas. De modo, pues, que la gente trata de revertir el proceso de envejecimiento.

Así, los que van descubriendo flacidez en su piel comienzan a hacerse cirugías plásticas faciales, mientras que otros optan por el método de ponerse inyecciones con el fin de mantener la frescura de la juventud. Pero la verdad no puede ser tapada. La batalla por conservar nuestra apariencia juvenil está perdida. El proceso de desgaste de nuestro cuerpo nos revela que hay tres etapas para cada vida: la niñez, la juventud y la vejez. De manera que en lugar de perder el tiempo y el dinero en lo inevitable, deberíamos dedicarnos a cultivar aquellas cualidades internas que son las que si permanecen y las que mejor hablan de nuestro rostro interno. Esto lo escribimos para reflexionar sobre lo que escribió Myron Taylor, cuando dijo: "El tiempo puede arrugar la piel, pero la preocupación, el odio y la pérdida de ideales arrugan el alma".

En el proverbio de hoy nos topamos con una sabiduría que debiera ser atendida por todos: “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29). Note usted que mientras a los jóvenes se les enaltece por su fuerza, la ancianidad es alabada porque en ella brota otro tipo de belleza. Es obvio que la “hermosura” a la que el sabio hace mención no es la que corresponde a la física, propia de la niñez y la juventud. Pero lo que él si quiere decirnos es que cada época, cada episodio de la vida, tiene su propio primor.

Si tomamos el ejemplo de la naturaleza podemos decir que una es la hermosura del árbol en sí, otra la de la flor, y la otra la del fruto. De igual manera la ancianidad tiene su propia estética llena de surcos de trabajo y de un caudal de experiencias. La vida es como las cuatro estaciones del año. Con la llegada del otoño, las hojas verdes y frescas de la primavera cambian de color. La producción de alimentos quedó cumplida durante el verano.

Colores con matices brillantes, amarillos, anaranjados y rojos, dan al otoño una belleza comparable al verdor de la primavera. Así también la hermosura y lozanía de lo que produjo la juventud, comienza a dar paso a la madurez, a las canas, a la experiencia y al consejo sabio, tan necesario para otras edades.

Pero en honor a la verdad, tenemos que admitir que no siempre se usa esa hermosura de los abuelos. El sentirse que ya sus fuerzas le han abandonado por el desgaste de los años; el que ya su presencia es como un estorbo para otros; el saber que ya no se sienten útiles para nada; o el vivir con el recuerdo de sus propias experiencias, sin que sean oídas, ahonda en ellos un estado de soledad, y esto les lleva a algunos a exclamar: “No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando mi fuerza se acabe...” (Salmo 71:9) Esa hermosura, reflejada bellamente en sus canas, debiera ser tomada en cada familia por el testimonio de sus años vividos, para ser una "biblioteca de consulta".

Los abuelos cumplen una función de continuidad y transmisión de tradiciones familiares. Nadie está en mejor condición que ellos para ayudar a los padres y a los nietos a comprender principios olvidados con demasiada frecuencia, y sin embargo tan esenciales para la conducción de la familia de hoy. Será por eso que alguien dijo que, "se aprende más de diez abuelos que de diez expertos en temas familiares".

Nuestro mundo necesita la admonición y la orientación de los de edad avanzada. Sus canas y sus arrugas nos merecen respeto y admiración.Quisiéramos hacer con ellos hoy, lo que nos gustaría que hicieran con nosotros mañana. El anciano(a) dio todo de sí mismo(a), ahora espera un poco de nosotros. Recordemos lo que nos dice otro proverbio a este respeto: "Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia" (Proverbios 16:31). Mas sin embargo, se espera que esa “corona de honra”, a la que debemos también encomiar, haya sido el producto de una vida que ha honrado debidamente a su Dios. Los que así han vivido, y se aprestan para ir a un pronto encuentro con Dios, les aguarda esta promesa: “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré" (Isaías 46:4)Desconozco el autor

EL LAICISMO TURCO EN LA CUERDA FLOJA



MUNDO ISLÁMICO





El laicismo turco, en la cuerda floja

Por Robert Spencer
El laicismo está gravemente amenazado en Turquía, y millones de turcos están profundamente preocupados por que su país pueda transformase en un Estado islámico. El Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el Partido de la Izquierda Democrática (DSP) han unido sus fuerzas para tratar de detener al gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AK),

Turquía ha vivido recientemente tres grandes concentraciones laicistas, en Ankara (medio millón de personas), Estambul (cerca de un millón) e Izmir (millón y medio). Las tres han puesto de manifiesto que, si bien los partidarios de la instauración de un Estado islámico son muchos (si no, Turquía no tendría un primer ministro del AKP), también son multitud los que respaldan la vertiente local del laicismo, el kemalismo, que debe su nombre a Mustafá Kemal Ataturk, quien abolió el Califato en 1924 e instituyó un buen número de controles sobre el islam político, muchos de los cuales siguen vigentes.

Ataturk secularizó la legislación sobre el matrimonio, ordenó que el turco se escribiera en caracteres latinos en vez de árabes, introdujo varias restricciones a las prácticas religiosas islámicas y, sobre todo, sometió a control las mezquitas y las enseñanzas que en ellas se impartían, para asegurarse de que no se adoctrinara a los fieles en el islam político. Por todo ello, los musulmanes practicantes han sido siempre la principal fuerza opositora del kemalismo.

Por otra parte, el hecho de que la mayoría de los participantes en las últimas manifestaciones laicistas sean nominalmente musulmanes pone de relieve determinados aspectos del auge de la oposición a la sharia en las sociedades islámicas. Onur Oymen, del Partido Republicano del Pueblo, niega que quienes se concentraron en Ankara, Estambul e Izmir representen al "islam moderado". "No hay democracia sin laicismo –ha declarado–. Eso del islam moderado como contrapeso del islam radical no es más que una tontería. Esa idea, que está siendo promovida desde determinados países, debería ser abandonada".

A primera vista, pudiera parecer baladí la distinción que hace Oymen entre laicismo e islam moderado. ¿Acaso no sería el laicismo un fruto del islam moderado? Después de todo, la gran mayoría de los que se manifiestan contra la instauración de la ley islámica se consideran musulmanes.

Lo cierto es que una cosa es considerarse musulmán y otra, muy distinta, aceptar los principios del islam político. A día de hoy, los yihadistas tratan de atraer a sus filas a los musulmanes pacíficos presentándose como exponentes del islam "puro" y "verdadero", y hablan de la yihad como de la "obligación olvidada" (así se titula, por cierto, una publicación ampliamente difundida). Y, por supuesto, no dejan de lado, para nada, el islam político. Entre tanto, los musulmanes que no desean vivir sometidos a un Estado islámico no han sido capaces de formular una respuesta al desafío yihadista echando mano de argumentos islámicos.

Sólo han conseguido ganar terreno cuando se han decidido no sólo a dejar de lado el carácter político y social del islam, sino a erradicarlo deliberadamente. Precisamente fue en la Turquía de Ataturk donde mayores réditos ha obtenido este enfoque.

Ataturk comprendió que el islam político cobraría vigor allá donde reviviera el fervor religioso. Así pues, el kemalismo no se presentaba bajo los ropajes del islam moderado, ni como una creación islámica, sino como un movimiento de rechazo explícito del islam político y partidario del laicismo. Jamás acudió a las enseñanzas islámicas para justificarse; todo lo contrario: dejaba a las claras su abierto rechazo a determinados aspectos y tradicionales del islam.

Ataturk fue la primera gran figura política del mundo islámico que rechazó, abiertamente y sin pedir perdón por ello, el islam político y optó por el modelo occidental que estipula la separación entre la Iglesia y el Estado. El laicismo turco no reivindica el islam moderado, y parte de unas premisas que no son para nada islámicas. La gente como Oymen sabe que toda reforma legislativa destinada a cambiar el estado de cosas vigente en el país desde el Gobierno de Ataturk sólo servirá para abrir las puertas a la instauración de la sharia en Turquía.

Este principio no se limita sólo a Turquía: si quieren prevalecer sobre los partidarios de la yihad y la sharia, los musulmanes pacíficos tienen que estar dispuestos no sólo a ignorar, sino a rechazar explícitamente, aquellos aspectos de la ley islámica que entren en conflicto con los derechos humanos y el laicismo. Sólo así podrán defender sus posiciones y plantar cara al desafío social y teológico del yihadismo. No sólo los turcos, también todos los pueblos libres, tienen algo que ganar con la supervivencia del laicismo en la tierra de Ataturk.

LA QUIEBRA DE LA HISTORIA "PROGRESISTA"





LA QUIEBRA DE LA HISTORIA "PROGRESISTA"







La transición a la democracia



Por Pío Moa
Con un franquismo y un antifranquismo no democráticos, una transición parecía imposible, o tenía gran probabilidad de recaer en las convulsiones de antaño. Sin embargo, la transición se produjo con bastante orden, y debe ser explicada.



De hacer caso a versiones aún muy difundidas, si bien la transición contó con la colaboración de un sector franquista, habría consistido básicamente en el triunfo de una oposición que llevaba años enarbolando la bandera de las libertades. Pero ya conocemos el valor de aquella bandera en manos de nuestras izquierdas. Además, se trataba de una oposición fragmentada en grupos rivales y de escasa representatividad. La versión recuerda un poco a la que pinta al Frente Popular como continuación de la república democrática; y no sobra resaltar que la mayoría de dicha oposición se identificaba –lo sigue haciendo– con el Frente Popular. Y esperaba el pronto derrumbe de la monarquía, con Juan Carlos a la cabeza, según el modelo de 1930-31.

Pasma comprobar cómo algunos mitos persisten contra las pruebas más contundentes. Pues nadie ignora que la transición la diseñaron y orientaron sobre todo un rey nombrado por Franco, Juan Carlos; un jefe del Movimiento Nacional, Suárez, y el intelectual del régimen Torcuato Fernández Miranda; con respaldo o aceptación de la gran mayoría de la clase política franquista y del ejército. Y que se hizo por reforma "de la ley a la ley", frente a las pretensiones rupturistas de la oposición.

¿Cómo fue posible? Seguiremos sin entenderlo si persistimos en la imagen de un franquismo rígido y férreamente dictatorial. Ni aun en los años 40 fue así. De hecho demostró flexibilidad y capacidad de adaptación muy notables, sin las cuales habría subsistido breve tiempo. Aparte del difícil, pero logrado, equilibrio entre sus familias, pueden discernirse en el franquismo, desde sus comienzos, dos concepciones opuestas. La primera, largos años mayoritaria, consideraba al régimen una superación tanto del marxismo como de la democracia liberal, y, por tanto, un modelo para los demás países, según expresaba Franco:



Los regímenes del mundo futuro serán más parecidos a los que nosotros concebimos y tenemos en marcha que a cualquiera de las fórmulas políticas ya experimentadas.
La segunda concepción veía en el régimen la respuesta a una crisis histórica excepcional, y, por tanto, destinada a desaparecer por evolución. Pasaría un tiempo prolongado, previsiblemente hasta la muerte del dictador, pues pocos parecían deseosos de desplazarlo, y nadie capaz de hacerlo. A esta segunda postura podemos llamarla reformista o liberalizante. Muy minoritaria al principio, cobraría fuerza con los años, mientras la contraria iría retrocediendo hasta concentrarse en el bunker, así llamado por sus adversarios.

Durante los años 60 el franquismo fue liberalizándose política y económicamente, pero su éxito en ambos campos, realmente extraordinario, en lugar de asegurar su futuro, presionaba hacia la democratización. Y, más importante aún, los odios típicos de la república se habían diluido de tal modo que también perdían fuerza las reacciones sociales defensivas de entonces. La retórica de antaño, nacida de la lucha contra un peligro extremo, sonaba innecesaria o anacrónica en los años 60-70, y el régimen la usaba cada vez menos, aun si el peligro de los totalitarismos comunistas distase de ser una falacia. Hechos como su tanteo de ingreso en el Mercado Común, en 1962, indican mucho sobre esta evolución.

Pero creo que es a finales de 1973, tras el asesinato de Carrero Blanco, cuando la evolución quedó despejada [...] El mismo Franco había expresado poco antes al enviado de Nixon, Vernon Walters, su convicción de que España se democratizaría más o menos, en un proceso ordenado, gracias a la clase media que él había creado.

Parecía volver a sus ideas de 1930. Ese optimismo de Franco resulta algo excesivo: él no creó la clase media, pues ya antes existía una muy considerable, pero sin duda su régimen la desarrolló hasta hacerla mayoritaria; y la idea de que ella garantizaría la estabilidad debe tomarse con cautela. Antes de la guerra, Cataluña, la región española con mayor clase media, era también la más convulsa, debido a la acción combinada del anarquismo y el nacionalismo. Y las Vascongadas saldrían del franquismo como las provincias de mayor renta per capita de España, para convertirse luego en la región más violenta y menos democratizada, asimismo por la combinación de terrorismo y nacionalismo. Con todo, parece razonable esperar que una abundante clase media ayude a estabilizar a un país, aun si no lo garantiza. El éxito de la transición obedecerá en muy alta medida al previo éxito socioeconómico franquista.

Fallecido el dictador en 1975, el proceso se aceleró, y en el verano de 1976 entró en la recta final tras un primer ensayo inconcluyente con Arias Navarro. La decisión de evolucionar por reforma, de la ley a la ley, aseguraría una transición nada parecida a la desastrosa que siguió a la dictadura de Primo de Rivera en 1930.

En cambio, la oposición no anhelaba la transición, sino una "ruptura" radical, con denuncia y proceso político del franquismo y repulsa a cuarenta años de historia con un balance visiblemente fructífero. E intentó dirigir ella el cambio, aprovechando las libertades ya en marcha tras la muerte de Franco. A ese fin, la mayoría de los antifranquistas creó dos variopintas formaciones rivales: la Junta Democrática, bajo el mando del PCE, y la Plataforma Democrática, bajo el del PSOE.

Las dos albergaban variados grupos y siglas: maoístas, trotskistas, separatistas, cristianos radicales, socialdemócratas y algún que otro liberal despistado, al estilo de la Asamblea de Cataluña. En ambas los elementos decisivos eran marxistas o marxista-leninistas. Una transición protagonizada por tal amalgama tenía la máxima probabilidad de abocar a un nuevo caos, al renunciar a la sensatez preconizada tiempo antes por Tarradellas, un antiguo extremista, de los pocos que había reflexionado a fondo en el exilio. Tarradellas había expresado a Josep Pla su intención de, si algún día gobernase, "no destruir nada de lo hecho por Franco que fuera positivo para el país y la estabilidad general". Postura no compartida, repito, por el resto de la oposición.

Pese a su rivalidad, la Junta y la Plataforma llegaron a unir fuerzas en un organismo conocido popularmente por la Platajunta, y trataron de impulsar un movimiento de masas bajo la consigna "Libertad, amnistía y estatutos de autonomía". Organizaron al respecto considerables manifestaciones, pero nada capaz de asustar al régimen.

Debe recordarse, además, que tanto el PSOE como el PNV, los nacionalistas catalanes y otros, venían reorganizándose en serio tan sólo desde 1971, con autorización implícita, pero indudable, del gobierno. Sin embargo, el PSOE llegaba con un radicalismo verbal más estridente que el propio PCE; el PNV parecía querer rivalizar con la ETA en demagogia; y los nacionalistas catalanes ya empezaban con la cantinela de que los catalanes no son españoles. Todos, además, reivindicaban la versión frentepopulista de la Guerra Civil, exhibiendo un resuelto antifranquismo en agudo contraste con la casi nulidad de su resistencia u oposición a la dictadura, y con la evidencia de que muchos de ellos procedían de la administración del régimen.

Fue mucho más positiva, sin duda, la reforma proyectada por el sector liberalizante del régimen y la autodisolución de las Cortes franquistas en aras del cambio a la democracia, ocurrida a mediados de noviembre de 1976. El debate al respecto enfrentó, por última vez, a los sostenedores del régimen y a quienes daban por concluida su tarea histórica. El procurador Fernández de la Vega denunció a la "misérrima oposición que con su resentimiento a cuestas ha recorrido durante cuarenta años el camino de las cancillerías europeas denunciando el pecado de la paz y el progreso de España, alimentando los viejos y al parecer eternos prejuicios antiespañoles con la sucia leña de la tiranía de Franco". Le replicó Fernando Suárez:
No trate de demostrarnos que para ser leales a Franco hay que impedir en estos momentos que sea el pueblo de España (…) el que decida su propio destino. Quienes hemos dictaminado este proyecto no vamos a intentar disimular con piruetas de última hora nuestras ejecutorias en el Régimen. Pero hemos pensado siempre (…) que los orígenes dramáticos del actual Estado estaban abocados desde sus momentos germinales a alumbrar una situación definitiva de concordia nacional (…), porque habremos sido capaces de rebajar el concepto de enemigo irreconciliable al más civilizado y cristiano concepto de adversario político, pacífico (…) sin (…) nuevos desgarramientos y nuevos traumas.



La postura de Fernando Suárez triunfó, y el otro Suárez, Adolfo, pudo afrontar el referéndum subsiguiente y a la oposición rupturista, que venía recrudeciendo su ofensiva. El 12 de noviembre de 1976 esa oposición había organizado la huelga general, de carácter revolucionario por naturaleza, para frustrar la transición reformista. La prueba de fuerza se había saldado con el fracaso de la huelga y la consiguiente victoria del gobierno. Aun así, la oposición persistió en boicotear el referéndum, realizado el 15 de diciembre, si bien lo hizo ya con poco aliento. La excepción fue el PCE(r)-GRAPO, que secuestró a Antonio de Oriol, y más tarde al general Villaescusa, para echar por tierra la maniobra fascista, fracasando a su vez.

Desde entonces la oposición hubo de aceptar la transición y colaborar, de mejor o peor fe, en la reforma promovida desde el propio régimen. Ello permitió una democratización en orden, "dentro de la ley", como propugnaba el mismo Franco en 1930. Sólo ahora, casi treinta años después, se ha formado una nueva y nebulosa Platajunta entre izquierdistas y secesionistas para imponer una "segunda transición", es decir, volver a la ruptura, contra la Constitución y la libre convivencia construida desde 1975. E intentando resucitar de paso, y no por azar, las antiguas propagandas y rencores, so pretexto de "memoria histórica". Esta inaudita pertinacia en los viejos errores merecería un estudio aparte.

[...]

Una observación final: las libertades han llegado a España con algún retraso con respecto a la Europa occidental. Observación que debe completarse con otras dos: gracias a ello la democracia ha resultado, hasta ahora, más firme que si hubiera llegado antes; y la debemos a nosotros mismos, no a Usa como la mayoría de los demás países europeos. A la objeción de que España no habría esquivado tampoco el totalitarismo nazi o comunista de no ser por la intervención useña en Europa, cabe responder que esa deuda indirecta queda saldada con la neutralidad española en la guerra mundial, tan valiosa para los Aliados aun si no fue mantenida con intención de favorecerlos.

EL CATEAR SE VA A ACABAR



El catear se va a acabar



En la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo hay un profesor ejemplar. Baste decir que se ha cepillado a 145 alumnos en Biofísica, asignatura de primero de carrera. Solamente un alumno ha conseguido aprobarla, y con un más que discreto 17/30.


El decano de la facultad está muy preocupado. Pero lo significativo es que lo que le tiene a mal traer no es la burricie del alumnado, sino que un profesor se haya dado al cateo en masa. Y es que las autoridades académicas prefieren no indagar sobre los orígenes de la catástrofe; no preguntarse, por ejemplo, qué demonios aprenden los jóvenes en el bachillerato para que lleguen a la universidad con ese nivelazo. Si muchos de ellos acaban la carrera con faltas de ortografía y sin saber expresarse por escrito de forma mínimamente inteligible, es fácil suponer cómo será su bagaje de conocimientos científicos antes de que pisen las Aulas Magnas.

No es probable que el problema resida en la nula capacidad pedagógica del profesor de marras, pues los nulos son, precisamente, los que practican el aprobado en masa. Puede, más bien, que estemos ante alguien que supone, en su ingenuidad, que la universidad es un lugar dedicado a ampliar conocimientos, no a repasar lo que ha de saberse desde primaria.

El famoso profesor tiene menos futuro en la universidad pública que el PSOE en el Levante español. Con esta actitud levantisca, ya puede ir despidiéndose de ser incluido en las cuchipandas universitarias que, a modo de congresos y seminarios, se celebran por toda nuestra geografía con el objeto de aumentar los conocimientos etnográficos y gastronómicos del profesorado universitario. Precisamente por eso su actitud es aún más meritoria. Sobre todo porque estamos hablando de unos señores, los actuales alumnos de Medicina, que al acabar sus carreras se van a ocupar de nuestra salud, y convendría que se esforzaran un poquito durante sus estudios.

El órgano que representa a los estudiantes de la Universidad de Oviedo se ha manifestado profundamente escandalizado por el suceso, y ha pedido mano dura contra los profesores que suspenden más de lo admisible (de lo admisible por ellos). Al parecer, el aprobado académico ha de ser también una cuestión sujeta al equilibro democrático de las mayorías, con sus cuotas de discriminación positiva perfectamente equilibradas. Por ejemplo, no más de un 5% de suspensos, y además mitad chicos y mitad chicas, por aquello de la paridad.

O sea, que si la cuota de cateados se cubre antes de tiempo como consecuencia de una avalancha de vagos especialmente numerosa dentro de una misma promoción, habrá que aprobar democráticamente al resto para no soliviantar al decanato y al consejo supremo estudiantil.
– Oiga, está usted suspenso –le dirá el profesor al alumno atribulado.
– Pero yo no veo ninguna marca en el examen. Tan sólo un arco de circunferencia en cada esquina.

– Es que ha sacado usted un cero tan grande que me ha sido imposible ajustarlo al tamaño del folio.
– ¿Y eso por qué?

– Pues por nada personal. Simplemente, que no sabe usted distinguir una glándula suprarrenal de una almorrana, y estamos ya en cuarto de carrera.
– Ya, pero resulta que en las negociaciones de este año entre el Decanato y mi sindicato estudiantil se ha establecido un cupo máximo de suspensos de 50 por clase, y el que venía antes que yo hacía precisamente ese número.

– Pues en ese caso no tengo más remedio que aprobarlo. Felicidades, y que pase usted un buen verano.


– Vale tron, gracias y tal.


Ahora bien, todo este proceso de decadencia docente al final acabará beneficiando a los estudiantes más aptos y esforzados, que con este sistema se van a quitar con gran facilidad la presión de la competencia. Los más capaces harán una brillante carrera profesional y ganarán mucho dinero, y los aprobados de cuota ingresarán como funcionarios en la Seguridad Social. Total, para hacer una sedación en condiciones tampoco hay que ser Hipócrates.