domingo, 27 de abril de 2008

El espíritu de Mayo del 68
POR GUY SORMAN
Fue hace 40 años, pero para los que, como yo, participaron activamente en estos acontecimientos, el recuerdo sigue estando vivo, como una fotografía instantánea.
Todo este proceso duró tres semanas, lo que equivale a un guiño en la gran escala de la Historia. ¿Cómo calificar este período? No se sabe todavía: no era una revolución, no fue un acontecimiento político, hubo poca violencia. Esta revolución, que cuando se produjo no tenía nombre, no tenía líderes y no tenía programa, continúa en búsqueda perenne de una designación: nos atendremos pues a lo que se acepta convencionalmente, los «acontecimientos» de Mayo del 68.
En París, durante esas tres semanas, básicamente no pasó gran cosa, y fuera de París menos aún: los acontecimientos fueron un no acontecimiento considerable, pero el mundo entero seguía lo que pasaba en París a pesar de todo. Sin duda alguna, lo más singular de este período fueron las consignas pintadas en las paredes, una invasión de carteles con un estilo surrealista. Los más populares declaraban que estaba prohibido prohibir.

Otros, crípticos, anunciaban «bajo los adoquines, la playa». «Corre, el viejo mundo está detrás de ti» se había tomado de la ideología maoísta, entonces de moda. Todas estas proclamas, que hacían las veces de programa para nosotros, llamaban a la libertad individual, a la anarquía, a la no violencia, al disfrute inmediato. La colocación de carteles no era espontánea, sino obra de grupúsculos de intelectuales que sacaban su inspiración de la poesía de André Breton, del anarquismo y del maoísmo revisado en Saint-Germain-des-Prés.
Esta revolución, que cuando se produjo no tenía nombre, no tenía líderes y no tenía programa, continúa en búsqueda perenne de una designación: nos atendremos pues a lo que se acepta convencionalmente, los «acontecimientos» de Mayo del 68.
Pero el éxito de estos eslóganes provenía de cómo reflejaban el espíritu de la época y las aspiraciones de una generación: Mayo del 68 fue ante todo la obra espontánea de los que tenían 20 años en mayo de 1968, una revolución generacional más que política.
¿Qué quería decir eso de tener 20 años en mayo de 1968? En primer lugar, una negación de la autoridad en cualquiera de sus formas. Se rechazaba la autoridad de los profesores, de los padres, de los gobernantes, de los ancianos, de los jefes. Esta reprobación, más allá de las alusiones personales, como las que se hacían a De Gaulle o al Papa, cuestionaba el principio de autoridad y todas las ideologías que legitimaban la autoridad. Así, se acusaba a los partidos políticos, al Estado (personificado entonces por la gran figura tutelar y paternalista del general De Gaulle), al Ejército, a los sindicatos, a la Iglesia y a la Universidad. ¿Era esto muy original?

La revolución de 1789 en Francia fue obra de jóvenes de 20 años; el romanticismo de 1820, también; la revolución surrealista de los años veinte, otro tanto. El esquema de estos acontecimientos históricos es asombrosamente repetitivo: después de un largo período de dificultades sociales, militares y económicas, una nueva generación se subleva y dice «basta»: ya no quieren vivir como sus padres, en 1789, en 1830 o en 1968.
En Varsovia y en Praga, los levantamientos estudiantiles contra la ocupación soviética ponían de manifiesto en qué medida el comunismo en Europa del Este era sólo un frágil barniz. En Hispanoamérica, veteranos del París del 68 volvieron a casa para impulsar las revoluciones sociales.Estos acontecimientos de mayo de 1968 se extinguieron de manera tan inesperada como habían surgido: en el lapso de tres semanas, aparentemente todo volvió al orden anterior. Los estudiantes volvieron a la Universidad, los obreros a sus fábricas, los curas a sus parroquias y el general De Gaulle a la Presidencia. En realidad, todo había cambiado. Y no solamente en Francia. En efecto, cada país vivió Mayo del 68 a su manera: en Estados Unidos, el pacifismo de los estudiantes contra la guerra de Vietnam tenía que desembocar, más tarde o más temprano, en la retirada estadounidense. En Varsovia y en Praga, los levantamientos estudiantiles contra la ocupación soviética ponían de manifiesto en qué medida el comunismo en Europa del Este era sólo un frágil barniz. En Hispanoamérica, veteranos del París del 68 volvieron a casa para impulsar las revoluciones sociales.
Pero más allá de estas circunstancias locales, el balance de Mayo del 68 se traduce, sobre todo, en una transformación considerable de las costumbres en Occidente, de los valores y de las relaciones sociales: esencialmente, una sociedad individualista sustituyó a la sociedad jerárquica.
Este individualismo se manifiesta en la vida privada: Mayo del 68 fue una liberación sexual que coincidió con la píldora anticonceptiva. Recordaremos como anécdota que los acontecimientos de París fueron inicialmente causados por un altercado contra la prohibición de quedarse durante la noche en los dormitorios femeninos de las universidades, entre un líder estudiantil, Daniel Cohn Bendit, y el ministro de Educación. Esta liberación sexual, a su vez, llevó a relativizar el matrimonio: se constituyeron otras formas de pareja y el divorcio perdió importancia.

El autoritarismo también se vino abajo en las empresas, en las que métodos de gestión más participativos sustituyeron a la jerarquía empresarial. Obviamente, contribuyó a esta transformación de la dirección el hecho de que muchos de los jefes actuales salieran de la generación del 68. Las iglesias cristianas evolucionaron en el mismo sentido, ampliando la liberalización que había esbozado el Concilio Vaticano II.
Las universidades francesas, pero también las de otros lugares, en distintos grados y en las sociedades occidentales, nunca restablecieron la jerarquía del mandarinato; en todas partes hubo que hacer sitio a una enseñanza más participativa y consultar a los estudiantes.
Finalmente, la vida política registró el seísmo, adoptando un estilo más relajado, más cercano a las preocupaciones diarias: el gaullismo, herencia de la tradición monárquica francesa, no sobrevivió al trauma de Mayo del 68, ya que el propio De Gaulle decidió dimitir un año más tarde.
En el mundo ideológico, la víctima más evidente de Mayo del 68 fue el marxismo: los líderes de Mayo del 68 eran anarquistas y en consecuencia anticomunistas. Los que apelaban al maoísmo, sinEn el mundo ideológico, la víctima más evidente de Mayo del 68 fue el marxismo: los líderes de Mayo del 68 eran anarquistas y en consecuencia anticomunistas. Los que apelaban al maoísmo, sin conocer demasiado su verdadera naturaleza, eran sobre todo antiestalinistas; de la misma manera, la resurrección del trotskismo fue una transformación de este antiestalinismo. Las revueltas en Europa del Este, más significativas que este debate teórico, anunciaban también el obsoleto letargo del marxismo como ideología y a la vez como ejercicio del poder. De hecho, serían necesarios 20 años para que los partidos comunistas desaparecieran realmente; pero la semilla de su muerte anunciada se había sembrado en el 68.
La traducción a la realidad de este mensaje político antitotalitario de Mayo del 68 fue lenta y progresiva porque el movimiento, exceptuando contadas desviaciones (las Brigadas Rojas en Italia, la Fracción del Ejército Rojo en Alemania y las guerrillas en Hispanoamérica), era esencialmente no violento, un cruce de los hippies y del Mahatma Gandhi. Fue relevante que en París no hubiera que deplorar ninguna víctima a pesar de las tres semanas de enfrentamientos entre la policía y los estudiantes: una teatralización de la revolución, como dijo entonces Raymond Aron, muy hostil con los estudiantes, porque afectaba a su dignidad de profesor.

En general, 40 años después de estos acontecimientos, los protagonistas de Mayo del 68 experimentan un sentimiento de satisfacción: en las sociedades occidentales los objetivos se alcanzaron en general. Muchos líderes del movimiento se reciclaron en actividades prósperas, seguramente porque tenían alguna cualidad de líderes.
Pero los enemigos de Mayo del 68 no ceden; de ahí que se considere que la civilización occidental se desmoronó durante estas tres semanas fatídicas. Así pues, en su reciente campaña electoral, el presidente Nicolas Sarkozy atacó violentamente la herencia de Mayo del 68 como origen del relativismo moral que acabaría apoderándose de Occidente. ¿Cómo interpretar semejante salida de tono? ¿Está justificada? Por mi parte, veo en ella una nostalgia del autoritarismo político: Sarkozy no podrá ser Napoleón, cuando cualquier dirigente político francés sueña con serlo.
Sarkozy no podrá ser Napoleón, cuando cualquier dirigente político francés sueña con serlo.
Y Sarkozy tiene razón: la sociedad francesa no tolera ya a Napoleón.Y Sarkozy tiene razón: la sociedad francesa no tolera ya a Napoleón. ¿Relativismo moral? Ciertamente, Occidente no se reconoce ya en su majestad imperial de potencia colonial que se dedica a imponer su civilización superior en todo el mundo. Esa idea de Occidente no se ha recuperado desde 1968; pero, ¿hay que lamentarlo? Occidente está ahora más preocupado por sus propios valores y es más respetuoso con su diversidad y con la de los demás. ¿Pero qué es Occidente sino esta capacidad para la autocrítica y una permanente reinvención de sí mismo? Mayo del 68 nos abrió las ventanas hacia nosotros mismos y hacia el mundo: está bien así y, sobre todo, es irreversible.

viernes, 18 de abril de 2008

ASÍ LO PIENSO

Amig@!
No es un gran descubrimiento decirte que, tanto tú como yo, a lo largo y ancho de nuestro universo, hemos ido descubriendo auténticas y maravillosas realidades de una NATURALEZA..., en la que es fácil percibir ese escenario natural donde Dios nos va transmitiendo sus más tiernos y delicados mensajes... Pero, tampoco es ninguna novedad si afirmamos que, existen crecientes excesos que están diezmando buena parte de esas riquezas naturales milenarias, tan necesarias para la subsistencia del género humano...


Seguramente que, con la sensibilidad existente en la actualidad en un buen número de personas -respecto de la naturaleza y todos sus encantos-, podemos escuchar muchos sentimientos que expresan ideales nobles..., añoranzas no exentas de sufrimiento..., nostalgias de "paraísos perdidos" porque, poco a poco, la mano del mismo hombre los ha ido destruyendo...

Somos muchos, seguramente, los que vamos alimentando ciertos temores porque experimentamos una enorme impotencia frente a aquellas grandes y prepotentes multinacionales para quienes, lo único que prevalece son los beneficios económicos, en detrimento cada vez mayor, de ese delicado equilibrio que debe prevalecer entre el HOMBRE y su ENTORNO... con la nostalgia que supone la armonía primigenia de los inicios de la creación.

No hay duda alguna de que, si pensamos en el porvenir y el futuro mismo de las generaciones que vendrán después, es preciso emprender todas las acciones que puedan hacer posible la conservación de un mundo más habitable y acogedor...; debemos conservar los recursos que embellecen nuestro medio ambiente...

De no ser así, tendremos que lamentar más tarde, amargamente nuestra inacción y pasividad, frente a un fenómeno que va avanzando a pasos agigantados... Y es que, jamás deberíamos olvidar que, la humanidad es una parte inseparable de la creación...; es decir, tanto tú como yo estamos fuertemente vinculados a este escenario natural y maravilloso en el que el canto de un pájaro..., un rayo del sol que se levanta alegre y ufano..., un rostro que nos inspira cierta ternura..., la danza alegre y divertida del agua de la fuente... se han ido convirtiendo, poco a poco, en algo esencial y con gran significado para nuestra vida. ¿Cómo será posible, entonces, destruir y echar en el olvido lo que ha ido generando vida en nosotros?.

Amig@: muchas cosas en nuestra vida no son más que el fruto de la educación recibida unida a las experiencias vitales que nos han ido marcando profundamente...; pero además de todo esto, tenemos el sentido común que nos va indicando hacia dónde debemos ir orientando todas nuestras acciones a fin de que contribuyan a conservar el equilibrio y la armonía entre nosotros y todo cuanto nos rodea... Te deseo lo mejor... te deseo...
... ¡¡¡Un gran abrazo y FELIZ DIA!!!

lunes, 14 de abril de 2008

LA FELICIDAD


El cerebro humano no está diseñado para alcanzar la felicidad, según un experto en Fisiología.

MADRID, 11 (EUROPA PRESS) - "El cerebro humano, producto de 700 millones de años de evolución, no está diseñado para alcanzar la felicidad", según el profesor Francisco Mora, director del Departamento de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y participante del ciclo 'En tierra de nadie', organizado por la Fundación de Ciencias de la
Salud y la Residencia de Estudiantes.

Según informó hoy en un comunicado la fundación, la principal causa de la infelicidad del ser humano estaría en el sistema límbico, o cerebro emocional, una estructura que gestiona respuestas emocionales ante estímulos sensoriales.

"Es en el cerebro emocional donde toda la información que recibimos del mundo externo a través de los sentidos se impregna de matices emocionales, de placer o dolor, lo que realmente nos impide ser felices", explica el experto, para quien, en definitiva, el cerebro está diseñado para "luchar por la supervivencia".

No obstante, a diferencia de los animales, "el ser humano, cuyo cerebro pesa aproximadamente un kilo y medio y posee una complejísima organización funcional, ha atisbado la conciencia de si mismo".

Esta circunstancia que le lleva a plantearse dos vías para lograr felicidad, una de ellas consiste en mantener el equilibrio entre el placer y el dolor, pues "ambos extremos producen infelicidad", y la otra, "más drástica y quizás más auténtica", en aislarse del mundo, evitando interaccionar con él y que la información sensorial alcance el sistema emocional del cerebro.

AISLARSE DEL MUNDO PARA SER FELIZ

Esta segunda vía se alcanzaría por la idea de Dios y el rezo o la meditación. "Quien en medio del placer no siente deseo (...) Quien ha abandonado todo impulso, temor o cólera (...) Quien ni odia ni se entristece (...) Ése está en plena posesión de la felicidad o la sabiduría", destacó el profesor Mora, con una cita del Mahabarata, un libro Indio sobre religión, filosofía y mitología.

Por su parte, el escritor Luis Muñoz, licenciado en Filología Española y en Filología Románica por la Universidad de Granada, destacó que, desde el punto de vista de la
literatura, "es más fácil escribir sobre la infelicidad" porque este estado "lleva aparejada la necesidad de aliviar el dolor que produce, algo que puede hacerse fácilmente a través del lenguaje poético". "La felicidad no necesita de ningún tipo de escritura por su condición irreflexiva", acotó.
"El lenguaje de la poesía expresa la infelicidad mejor que la felicidad, pues cuenta con más recursos verbales para la primera y atrae especialmente los momentos desgraciados", añadió. Esto explicaría, entre otras cosas, que este tema haya impregnado tantos poemas desde los orígenes del género, que "no es más que el testimonio de una sensibilidad o de una inteligencia", concluyó.

domingo, 13 de abril de 2008

SEXO EN EL SIGLO XXI


SEXO EN EL SIGLO XXI


NUEVA VERSIÓN DEL ORGASMO FEMENINO
• Para la mayoría de las mujeres, el coito por sí solo no es el punto álgido del placer, sino un preámbulo

SHERE HiteProfesora de Sexología Clínica en la Universidad Maimónides de EEUU y autora de El informe Hite / Traducción de Toni Tobella

El Informe Hite sobre la sexualidad femenina ofrece una amplia base de investigación que demuestra que las mujeres pueden alcanzar el orgasmo con facilidad. Documentando, con las propias palabras de muchas mujeres, cómo alcanzan el orgasmo por sí solas a través de la masturbación, el informe muestra que la mujer no tiene ningún problema para llegar a él, aunque la sociedad sí lo tiene en aceptar cómo lo alcanza, insistiendo en que debe intentar tener el orgasmo durante el coito. Pero hoy podríamos diseñar una nueva versión del sexo efectiva tanto para las mujeres como para los hombres.

Con anterioridad a mi trabajo, se había creído que las mujeres tenían dificultad por alcanzar el orgasmo (y algunos aún lo creen), y que debían intentar conseguir su "plenitud vaginal" y experimentar el orgasmo durante el coito, es decir, tener un "orgasmo vaginal".

El "orgasmo clitoridiano" se consideraba "inmaduro" y "menor". Aunque el Informe Hite la desmintiera, esta idea ha vuelto a hacer fortuna desde hace unos pocos años, a medida de que el llamado punto G vino a suplir el viejo concepto de orgasmo vaginal: ¡cada mujer debía tener un orgasmo por la penetración, si era una mujer hecha y derecha!

Aunque la publicación del Informe Hite sobre la sexualidad femenina mostró que las mujeres podían llegar al orgasmo por medio de la estimulación separada de la vulva externa o pubis y que, por lo tanto, la definición de sexo debería recomponerse para incluir que la estimulación al orgasmo formaba parte normal de la práctica sexual, haciendo, de paso, del sexo algo más igualitario --ya no tan exageradamente centrado en el coito como único punto álgido o clímax sexual--, las imágenes del sexo ofrecidas por la pornografía no cambiaron.

La noción, que se introdujo tres años más tarde, de que un supuesto, aunque casi nunca hallado (!), punto G existía dentro de la vagina y que conducía al orgasmo femenino si era presionado correctamente vino a reconducir aún más la idea tradicional acerca del sexo hacia la postura de que nada debe cambiar.

Esto abrió la puerta a más presiones sobre hombres y mujeres (los hombres debían durar lo suficiente, y las mujeres debían tener el orgasmo de esta forma), enfrentándoles innecesariamente. Lanzar el mensaje de que no era necesario cambiar la definición de sexo en ninguna forma básica parecía querer decir que las mujeres tendrían que ser capaces de llegar al orgasmo con el coito y por el punto G. Aunque el orgasmo vaginal, el viejo concepto, había quedado del todo ridiculizado, volvía de una manera moderna y puesta al día.El Informe Hite no detalló los pasos para el cambio y, por tanto, éste será el tema de los futuros trabajos.

POR SUPUESTO que la vagina es un órgano sensible y placentero para la mujer, en las circunstancias correctas. Esta investigación no niega esto, pero demuestra que para la mayoría de mujeres este placer no conduce al orgasmo.

Muchas mujeres disfrutan del coito como una especie de preámbulo, pero a continuación necesitan un masaje clitoridiano específico, aplicado sistemática y suavemente, para el orgasmo. Ya que la sociedad no ha sido capaz de alterar con rapidez la creencia multisecular de que la excelencia consiste en que dos personas alcancen el orgasmo durante el acto, no permitiendo a la mujer conseguir el orgasmo a su manera, se aferra ahora al nuevo concepto de moda de su anticuada idea del sexo, a pesar de los muchos estudios médicos que muestran que no existe ningún punto G concreto como tal.

Pero la nueva visión del sexo que incluye el orgasmo femenino por medio de estimulación separada implica el uso de la imaginación y ofrece nuevas posibilidades.

¿Cómo debería cambiar el sexo? Como mínimo, tanto las mujeres como los hombres deberían obtener la estimulación que necesitan para el orgasmo: ya que las mujeres lo pueden alcanzar fácilmente por medio de la estimulación de su zona clitoridiana en la masturbación, idéntica estimulación (normalmente por medio de la mano o de la boca de la pareja) debería convertirse en un punto álgido importante para la estimulación que el hombre recibe para su orgasmo (el coito o el sexo oral, en la mayoría de casos) en una nueva versión del sexo.

Pero el sexo puede cambiar aún más, puede evolucionar más allá de los orgasmos. El sexo puede transformarse para convertirse en un vocabulario individual de gestos eróticos combinando a los cuerpos para alcanzar altos estados de excitación y deseo, más allá de la búsqueda del orgasmo. El sexo puede convertirse en algo aún no visto, algo nuevo que a partir de ahora crearemos entre todos.

viernes, 11 de abril de 2008

IGUALDAD DE SEXOS



Bienvenida la igualdad: hombres divorciados mantenidos por sus ex mujeres
Tengo ideas encontradas sobre el artículo de portada del Wall Street
Journal, "Los hombres que reciben pensiones de divorcio quieren respeto". La enfermedad es la desaparición del papel de los sexos. Más y más hombres se están convirtiendo rápidamente en mujeres. Y más y más mujeres se están convirtiendo rápidamente en hombres. No, no me estoy refiriendo a cambios de sexo, sino a los roles de los sexos.


Siempre he estado segura de que realmente las feministas no desean verdadera "igualdad". Que, cuando las mujeres tienen que adoptar de pronto las responsabilidades tradicionalmente masculinas -- las cargas, en realidad -- que acompañan a esa igualdad, como pagar una pensión de divorcio por ser el cónyuge que lleva el pan a la mesa, de pronto ellas ya no creen en "la igualdad". Se retractan. Quieren las ventajas masculinas, pero no el conjunto de deberes y desventajas que las acompañan. Cuando las mujeres como la antigua presentadora de Good Morning America Joan Lunden se quejan de tener que pagar la pensión a sus maridos con menos recursos, yo digo, "Bienvenida a la igualdad, tía".


Por otra parte, el incremento en la cifra de mujeres que pagan pensiones a sus parejas civiles o maridos menos ricos es un síntoma claro de la enfermedad de América. La enfermedad es la desaparición del papel de los sexos. Más y más hombres se están convirtiendo rápidamente en mujeres. Y más y más mujeres se están convirtiendo rápidamente en hombres. No, no me estoy refiriendo a cambios de sexo, sino a los roles de los sexos. No es algo bueno que haya cada vez más hombres que juegan a ser mamás, y cada vez más mujeres que son la única fuente de recursos económicos de la relación.


Cuando presentaba un programa radiofónico diario en Detroit, una vez pregunté a mi audiencia mayoritariamente masculina si se casaría con una mujer que tuviera más dinero o ganase más dinero que ellos, y por qué motivo. En aquella época, Ben Affleck estaba prometido con Jennifer López, una de las contadas mujeres del mundo con muchos más activos económicos que él. Podría haber elegido casarse con cualquiera, pero elegía a una de las pocas mujeres que serían el hombre de la relación (que más tarde hizo aguas, y estoy segura que en parte por ese motivo).

DEJEN TRANQUILA NUESTRA LENGUA



DEJEN TRANQUILA NUESTRA LENGUA.

BASTANTES problemas tiene nuestra asen­dereada lengua española (más en España que en América, la verdad) para que la me­tan en el quirófano y la sometan a delicadas ope­raciones en nombre de la igualdad. Pero esto es lo que leo que proponen nuestro presidente. Bastan­tes problemas aguardan al niño en la vida para que, además de ellos y de la lengua común que ha­blamos todos, tengan que lidiar con un idioma es­pecial, «el igualitario», lo llamaríamos.

En fin, creía que esa oleada había medio pasa­do. Recuerdo cuando bombardeaban a la Acade­mia con propuestas de estas. Parecía que había escampado. Pero no.

Yo siempre vuelvo a los griegos. Recuerdo aquella anécdota que contaban los cínicos de Jan­tipa, la mujer de Sócrates. Aburrida de la chácha­ra de los filósofos bajo su ventana, les vertió enci­ma un jarro de agua. Sócrates, imperturbable, co­mentó: llueve, ya escampará. Pero no acaba de es­campar Y recuerdo cuando Protágoras, el sofis­ta, quería a su vez introducirla igualdad en el len­guaje: «la artesa» era femenina en griego, pero terminaba en -os, él proponía terminarla en --a. «El gallo» y «la gallina» se las arreglaban con una sola palabra (como nosotros en el caso de «la zorra» o «el ratón»). Protágoras quería dos palabras. Era un feminista anticipado, pero su amigo. Pericles no le hacía caso. En fin, perdonen tanto griego, pero no tengo la culpa. Los griegos eran incordiantes Y lo anticiparon casi todo.

Y perdonen que vuelva al tema del género, que me aburre soberanamente. Pero me fuerzan a ello nuestro presidente y nuestras feministas. Lo sabemos todo del género, pero los igualitarios y las igualitarias saben poco. No saben, por ejem­plo, parece, que los problemas del género no son solo del español, sino de casi todas las lenguas ín­do europeas de Europa (salvo las que lo han perdi­do, como el inglés). Y que el género no es solo sexo, cuéntenme qué sexo tienen «la silla» o «el banco». Y que no tiene una forma única, hay mas­culinos en -a (, «la médica»). Etc. ¡Va­liente caja de Pandora, otra vez los griegos, han abierto!

Sobre todo: no hay por qué sacar siempre a la luz el sexo, esa diferencia que a veces no interesa. Hombres y mujeres somos iguales quizá en un 90 o 95 por ciento. ¿Quién nos obliga a marcar siem­pre el sexo? ¡Qué obsesión! Lo quieren atornillar cada vez más en la lengua. Vaya por Dios. y el género no es siempre sexo. Las marcas del género-sexo son irregulares, ya dije. E igual las del género-no sexo: «la mesa», «la nariz», «el ban­co», «el hombro», «el ordenador» nada tienen que ver con el sexo y carecen de marcas regulares de género. Y a veces ni marcamos la diferencia sexual, no nos interesa. Decimos «el hombre» (<