Cien años de lucha
El papel que juega la mujer en la sociedad y su función de madre, confieren a la mujer un gran poder.
Pero ese poder se ve limitado y controlado por la costumbre y la institución familiar.
1. La mujer en África
África tradicional, a pesar de los cambios presentes, continúa existiendo. Una distancia cultural de "años luz" separa a Bintu y Chantal. Bintu, la tatarabuela nunca pisó una escuela ni salió de su poblado, muy joven fue dada en un primer matrimonio a un hombre polígamo treinta años mayor que ella y cuando éste falleció, se convirtió en la tercera esposa de su cuñado como obliga la ley del levirato. Chantal, la tataranieta, joven universitaria moderna, ocupa puestos de responsabilidad, que le han permitido viajar por el mundo entero. Como, joven moderna, milita desde hace años por la promoción de la mujer y la supresión de ciertas costumbres ancestrales que, todavía hoy, allí donde perduran, oprimen y esclavizan.
2. La tradición y la mujer
Tradicionalmente la mujer está muy bien considerada. Ella posee la llave de la vida recibida de los antepasados, que cada gene- ración debe conservar y transmitir. Su papel es esencial a causa de las dos funciones que la naturaleza y la tradición le han asignado: la de dar la vida y conservarla. Para eso se la educa, para que sea reproductora y productora de alimentos. Como en muchos grupos de tradición agraria, el grupo familiar es un organismo totalitario que absorbe al individuo. El individuo sin los otros no "existe" ni se pertenece, pertenece a la colectividad; pero tanto el hombre como la mujer, gozan de cierta libertad de acción, aunque la libertad de ambos no tiene común medida. La libertad de la que goza la mujer es, como en todas las sociedades tradicionales, mucho menor que la del hombre, al que siempre está supeditada.
Un poder limitado y controlado.
Teóricamente su papel en la sociedad y las funciones vitales que en ella desempeña, confieren a la mujer un gran poder. Pero ese poder ha sido limitado y controlado por la cos- tumbre y la institución familiar. Su vida está mar- cada, desde su concepción, para se transmisora y conservadora de la vida. Ella es también la guardiana de la tradición. Una vez casada adquiere la mayoría de edad y goza del prestigio de su marido, pero su situación no será estable hasta que de pruebas de su capacidad de ser madre. Si es estéril puede ser repudiada y excluida. Si es madre su dignidad es reconocida. Antes de la época colonial, hubo mujeres que desempeñaron un papel importante en la historia, pero, como en las sociedades de tipo agrario patriarcal, la situación de la mujer fue y sigue siendo poco envidiable.
4. Costumbres y tradiciones
La mayoría de las mujeres del mundo rural están sometidas a una carga agotad ora. A ellas incumben tradicionalmente muchas de las tareas agrícolas: cultivar, sembrar, transportar, condicionar los alimentos. Los trabajos en el campo y en hogar a los que se añade el transporte de agua leña, son múltiples, pesados y agotadores. Se añaden a numerosas maternidades, que hacen que su vida sea muy dura y que la envejezcan prematuramente. Monique Ilbudo, jurista y periodista de Burkina Faso denunciaba, no hace mucho, la esclavitud a la que esos duros trabajos someten a la mujer.
Durante siglos, costumbres, y tradiciones sacralizadas como el matrimonio forzoso, el levirato, las mutilaciones genitales...mantuvieron a las mujeres en condiciones de inferioridad e hicieron de ellas seres oprimidos, explotados.
El cristianismo y la escuela
La influencia del cristianismo y de la escuela fue detonador de una larga marcha de las mujeres hacia su emancipación. En la lucha por la liberación de África, no pocas se comprometieron a desempeñar un papel relevante. Actualmente en los Estados modernos, muchas mujeres africanas ocupan puestos donde se toman decisiones importantes, ya sea en el ámbito nacional como el internacional. Esta presencia en las altas esferas ha crecido mucho desde la conferencia de Pekín, hace diez años. Otras mujeres destacan en el mundo del deporte, de la música y de la moda. La lista sería demasiado larga y la seIección no sería fácil. Basta con recordar el último premio Nobel de la Paz 2004 concedido a Wangari Mathaai, que ha sabido movilizar a millones de mujeres y unirlas a su lucha contra la pobreza y la desertización.
El matrimonio forzado y el levirato
La primera lucha emprendida en el camino de la liberación de la mujer fue contra el matrimonio forzoso. Las primeras en revelarse, con peligro de sus vidas, fueron las jóvenes que querían ser religiosas. Según la costumbre erigida en derecho el consentimiento de los cónyuges no es necesario para la conclusión del matrimonio. Los jefes de familia decidían de la unión, a veces desde el nacimiento de la niña, sin tener en cuenta la edad del marido.
Fue una joven religiosa MNSDA, sor Mª André del S.C., jurista de formación, la que compareció ante la Cámara de Diputados franceses, presentando la situación de la mujer en África Occidental y reclamando la libertad de consentimiento en el matrimonio. Fue el origen de los famosos decretos Mendel de 1939 y de Jaquinot en 1951 y de los proyectos de leyes que les siguieron. Después de las independencias, las élites femeninas no han dejado de luchar, para que se aprobasen leyes modernas, suprimiendo el matrimonio forzoso y precoz y exigiendo que estas leyes fuesen realmente aplicadas.
La costumbre del levirato va también contre la libertad del matrimonio, ya que el hermano hereda la mujer y los hijos del difunto. Las Asociaciones de mujeres siguen luchando contra esas Costumbres y la prensa, la literatura y el cine siguen denunciando que, a pesar de las lE leyes promulgadas, estas costumbres perduran. La costumbre del levirato es considerada hoy como una causa importante en la trasmisión y la propagación del Sida.
Mutilaciones genitales
El problema de las mutilaciones genitales o ablación del clítoris se ha planteado más tarde, la lucha contra estas mutilaciones tiene apenas cuarenta años. La práctica de la ablación está extendida en muchas sociedades africanas especialmente en la zona del Sahel, como algo natural, incuestionable.
Forma parte de una visión de la mujer, que para ser mujer tiene que ser despojada de lo que se considera su parte masculina. Esta operación se realiza en la niña en el momento del nacimiento o en la joven en el momento de la iniciación. La ideología pseudo científica y pseudo religiosa, que rodea esta práctica la ha consolidado y mantenido.
Algunos países han promulgado leyes para suprimir esta costumbre que, aunque no ha desaparecido totalmente, retrocede visiblemente.
El camino hacia el reconocimiento del derecho de la mujer a su integridad, amparado por la legislación ha sido largo y difícil. Todavía queda camino por recorrer como lo muestra la campaña: "Stop a las violencias hechas a las mujeres", que el 17 de abril 2004 movilizó a las comunidades religiosas de Camerún, para denunciar realidades, que siguen esclavizando a la mujer. La lucha continua. Cada vez hay más hombres que se unen a la mujer en la lucha por sus derechos con leyes que las protejan de manera adecuada. Es un signo de esperanza.
1 comentario:
Muy bueno este artículo.Muy completo.
un abrazo........Tere Marin
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