jueves, 12 de abril de 2007

KIRCHNER Y BONAFINI

Tribuna de Opinión
Kirchner ha convertido a Bonafini en su ojito siniestro

Por Luis María Anson / La Razón
Siempre hay buitres que caen sobre los despojos de las grandes crisis nacionales. Es el caso de Hebe Bonafini. Esta señora, a la que con tanta delicadeza distingue Alfonso Ussía en sus artículos, se inventó, según las lenguas cachicuernas, dos hijos que eran terroristas montoneros y fueron asesinados por los militares de Videla. Esa historia permitió a la Bonafini incorporarse al movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo y, aunque muchas de ellas, hoy abuelas, la rechazaron reiteradamente, se ha alzado con la mamandurria y vive, desde hace muchos años, a cuerpo de reina en una situación de perpetuo congreso, viajes, encuentros internacionales y toda clase de camelancias.

Hasta aquí, un caso más de caradura de esa extrema izquierda rapaz que explota los flancos débiles de la democracia. Pero resulta que Kirchner, el amigo de Felipe González y presidente de Argentina, ha convertido a Bonafini en su ojito siniestro para hacer méritos ante la izquierda y atraerse votos dispersos. Kirchner ha puesto a la Bonafini al frente del Museo de la Memoria. Ese Museo instalado en la Escuela de Mecánica de la Armada, donde la dictadura militar torturó a millares de argentinos, es un pretexto para dotar a Bonafini de todo un aparato burocrático con el fin de que pueda despilfarrar a su antojo y embadurnar de rencores la vida argentina.

Poco nos importarían a los españoles las flatulencias de Kirchner, si no fuera porque Hebe Bonafini es la amiga de ETA, en cuanto tiene ocasión, se dedica a defender las salvajadas etarras en España, lo cual es una hijoputez de calibre descomunal. No parece probable que el singular ministro Desatinos exija a Kirchner embridar a la Bonafini y llevarla del ronzal hasta posiciones no ofensivas para la democracia española.

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